Volveré a ser el número 1
Apoyada por Mariano Rajoy, de quien en Madrid se dice que debe tener un montón de cadáveres enterrados en el jardín, la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría espera agazapada en el Consejo de Estado a que Pablo Casado se estrelle en Andalucía… para volver al proscenio.
No puede esperar a las municipales de mayo porque las generales podrían ser en octubre. Y si son antes, con más razón, porque aunque Casado pida generales, la verdad es que sabe que no está preparado para afrontarlas.
Además, Casado se equivocó al formar su equipo. Especialmente, con Javier Maroto y Dolors Montserrat
Soraya, ideológicamente versátil (que significa eso que están ustedes pensando) y que tiene la ventaja de tener tantos principios que lo mismo le da uno que otro, incluso mantiene una línea de comunicación interesada con el PSOE, en concreto con Teresa Fernández de la Vega y con Zapatero, ahora medio reconciliado con Sánchez y esperando la caída de éste.
Pues bien, si Casado se la pega en Andalucía, Soraya comenzará a tener oposición interna… justamente lo que espera Soraya para volver a disputarle el liderazgo en el partido.
Tiene que ampliar el margen de electorado pero a partir de los principios cristianos que inspiraron al ya antiguo PP
Además, Casado ha fracasado en la formación de su equipo, en especial con dos personajes oblicuos, como son Javier Maroto y Dolors Montserrat, mientras su amigo Teodoro García Egea anda más despistado que un pulpo en un garaje. Casado tiene que ampliar el margen de electorado, pero a partir de los principios cristianos que inspiraron al ya antiguo PP. De otra forma, el voto de la derecha económica y pagana (la derechona) se le irá con Ciudadanos mientras la derecha patriótica se le marchará con Vox. Y entonces, ¿qué le quedará al PP?
Así que los enemigos de Pablo Casado son dos: Soraya y su propia indefinición. Son enemigos poderosos. Sobre todo el segundo.