- El avión militar, sustituto del exitoso Hércules, tiene problemas de turbulencias y de aerodinámica.
- Primera consecuencia: se han paralizado los contratos previstos.
- Y se intensifican los roces entre la compañía y el Ministerio de Defensa.
El accidente del
Airbus A400M en Sevilla, el 9 de mayo de 2015 marcó un antes y un después en la compañía, especialmente en su división de Defensa. Airbus está participada por el Estado francés (12%), el alemán (12%) y el español (4%). Como recordarán,
tras el incidente de Morón de la Frontera, todas las culpas recayeron sobre nuestro país.
Lejos de apaciguarse la situación, con el tiempo se ha deteriorado. El avión, llamado a ser el sustituto del exitoso Hércules, aún tiene problemas de turbulencias y de aerodinámica. El presidente de
Airbus España y jefe de la división militar de
Airbus D&S, Fernando Alonso, admitió en diciembre que el avión seguía teniendo problemas, aunque quitó hierro al asunto y aseguró que "están localizados y sabemos cómo solucionarlos". En todo caso, estamos hablando de fallos importantes. Entre otras cosas, dificultan los saltos de los paracaidistas y, además, impiden el abastecimiento en vuelo.
La primera consecuencia es que se han paralizado los contratos. Nadie quiere comprar un avión que no cumple su cometido. Pero hay otra consecuencia, menos mediática pero igualmente real: los directivos españoles de Airbus no promocionan internamente. Al menos, no lo hacen como sus homólogos franceses y alemanes.
A todo esto, los roces entre la compañía y el Ministerio de Defensa se han intensificado en los últimos meses.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com