El proxeneta es malo, el cliente es malo pero la prostituta no tiene culpa alguna de la prostitución. Es más: es la víctima, la esclava del asunto.

Y además, siempre.

El feminismo supone un atentado continuo contra el sentido común. Por eso, a la propuesta del PSOE en el municipio de Madrid, que lidera la señora Purificación Causapié (no, a pesar de su apellido, del que es totalmente inocente, no es un hobbit de La Comarca), consiste en multar a los proxenetas -¡bien!-, multar al cliente -menos bien, dado que la prostitución es legal, pero también bien- y no multar a la prostituta -mal, muy mal-.

El PSOE pretende multar a proxenetas y clientes, y apoyar a la mujer que se prostituye porque es una esclava

Según Causapié las prostitutas trabajan esclavizadas. Pues entonces libéralas. Pero que todas trabajen esclavizadas contradice el sentido común, el sentido de las proporciones y declaraciones de las propias meretrices. En cualquier caso: una cosa es ser esclava y otra tener un trabajo propio de esclavos: depende de si lo has elegido tú.

Pero lo más importante, lo que siempre se olvida, es la catalogación moral de las víctimas. Nuestros progres, por ejemplo Causapié, insisten en que la prostitución es bonísima pero que la explotación laboral de la misma no. De lo que se deduce que al PSOE le encantan las prostitutas en régimen de autónomas. Esas son unas emprendedoras de lo más creativas y eficientes.

Que no, que las cosas son buenas o malas por sí mismas, no según quien las practique, ejecute o perpetre.

Ahora bien, el precedente asegura que ni el 5% de las prostitutas a las que se ofrece ayuda deja la profesión

La prueba del nueve es ¿qué pasa si la prostituta no quiere abandonar la prostitución, cuando encima se trata una actividad alegal? En su día, lo intentó Ana Botella, cuando era concejal del ayuntamiento madrileño, y se encontró con que el porcentaje de meretrices que se acogían a la protección, búsqueda de trabajo digno y apoyo financiero no alcanzaba el 5%.

Que sí, que el proxeneta es repugnante, el cliente es un tarado (aunque es absurdo multarle por practicar una actividad alegal) pero la prostituta tiene una responsabilidad evidente en el desarrollo de la prostitución.

Resumiendo, el buenismo del PSOE de Sánchez vuelve a eructar tontunas. En primer lugar, porque ¿y si la prostituta no quiere abandonar la profesión? Además, la prostitución es mala, ergo la meretriz no es buena.

Otrosí: las cosas son buenas o malas en sí mismas, no dependiendo de quién las practique

El PSOE pretende multar a proxenetas y clientes, y apoyar a la mujer que se prostituye porque es “una esclava”.

Ahora bien, el precedente asegura que ni el 5% de las prostitutas a las que se ofrece ayuda deja la profesión. El precedente de Ana Botella. Y que algunas mujeres desgraciadas sí aceptan su condición de prostitutas como si se tratara de un trabajo digno.

Negar la realidad a nada conduce. 

Otrosí: las cosas son buenas o malas en sí mismas, no dependiendo de quién las practique. Y esto constituye uno de las grandes agujeros éticos contemporáneos.