En un pueblo de Zaragoza, Cuarte de Huerva. La Guardia Civil ha detenido con esposas, ‘comme il faut’, a un pérfido negacionista.

Por negacionista no se entiende a quien niega la pandemia, sino a todo aquel que se atreve a poner en solfa alguna de las tesis del poder del consenso letal creado por el Nuevo Orden Mundial (recuerden que la pandemia es global). Por ejemplo, si alguien se opone al uso de mascarilla, tal y como aseguraba el Gobierno hace cuatro meses (la mejor mascarilla es la distancia social, dijo Simón) es un negacionista y atenta contra la salud pública. 

Según costumbre, la noticia se ha ido puliendo con las horas pero el mensaje inicial ha quedado: si te opones a la tesis oficiales sobre el Covid, te encerramos

Y si alguien se atreve a no obedecer las incontables y cambiantes normas contra el virus, que no han logrado detenerlo, se trata de un irresponsable, y un insolidario… que debe ser recluido en prisión. Vamos, que debe ser detenido y encarcelado. Hay que neutralizar al delincuente.

Con el paso de las horas, el negacionista detenido ante las cámaras de TV que casualmente estaban por allí, pasó de negocionista a injuriador en las redes sociales y, de guinda, en la última información escuchada, nos aseguran que podría cometer actos de violencia en cualquier momento. ¿A que no?

Por ahora no le fusilan -la pena capital no está bien vista- pero le pueden caer tres años de cárcel por delitos de odio.

Es la clave del Nuevo Orden Mundial (NOM), que ha resucitado el delito de opinión: se puede decir todo pero hay cosas que no se pueden decir. Por ejemplo, todo lo que nos resulte políticamente incorrecto

Según costumbre, la noticia ha ido cambiando de tono con las horas pero el mensaje inicial ha quedado: si te opones a la tesis oficiales sobre el Covid, te encerramos.

Es la clave del Nuevo Orden Mundial (NOM), que ha resucitado el delito de opinión: se puede decir todo pero hay cosas que no se pueden decir. Por ejemplo, todo lo que nos resulte políticamente incorrecto. Vamos, todo los que contradice las tesis oficiales resulta conspiranoide y negacionista. Por el coronavirus hacia el totalitarismo. Se trata de convertir al discrepante en delincuente.

En situaciones de normalidad esta tiranía majadera no podría ni plantearse pero la pandemia nos ha vuelto a todos histéricos. Y entonces…