El Gran Wyoming ha entrevistado a Dios. Ya lo hizo en su día otro personaje humilde, Pedro Ruiz. Es más, hay un tipo de famoso aspirante a intelectual, cuyo ídolo suele ser León Tolstói, que más pronto que tarde, sienten la irreprimible necesidad de entrevistar al Creador. No porque crean en Dios sino porque se sienten, como decía uno de los biógrafos de Tolstoi, “el hermano pequeño de Dios”. Eso sí, Wyoming -en el siglo XXI José Miguel Monzón Navarro-, siempre le ha discutido al Padre Eterno, la primogenitura.

Wyoming recuerda mucho a aquel médico de Goscinny, otro librepensador, que, hastiado de ofrecer sacrificios a los ídolos, exclamó: “Esto de que los dioses se comporten como si fuesen amos tiene que acabarse”. Ahí estamos, Wyoming..

Ocurrió días atrás en La Sexta, y, naturalmente, fue una entrevista de igual a igual. Entre otras cosas porque Wyoming jugó el papel de entrevistador y entrevistado y, naturalmente, le reprochó a dios, de forma brillante, ya se pueden imaginar, la irrupción del coronavirus mientras que dios, o sea, Wyoming, respondió con impertinencias e intemperancias. En cualquier caso, quede bien claro que Wyoming era el hermano mayor.

El episodio resultó graciosísimo pero no podía acabar ahí. Estos diosecillos de La Sexta (sí, Grupo Planeta, de derechas de toda la vida) no parodian: injurian y cuando se trata de católicos siempre acaban en blasfemia. Así, en una moraleja final de profundísima recontraenjundia acabó concluyendo que dios está buenísimo y que, con mantequilla y mermelada sabe mejor, mientras, en un final épico, el Gran Wyoming procedía a darle un bocado a la pringosa tostada. Brillante.

Como en ese momento no se reían ni las carcajadas congeladas, Wyoming puso el huevo y exclamó: “Es como comulgar”.

¿Lo cogen? Como comulgar. Yo es que me mondo.

¿Y eso qué gracia tiene Wyoming? Ninguna, claro está, pero es que el chico necesitaba hacer daño.

No me asusta la inmoralidad de Wyoming, lo que me asusta es su moral. No llega a hereje, se queda en blasfemo.

Cualquier día le canonizan. O se canoniza él mismo.

En efecto, voy a desinfectar la tele, a ver si desaparece La Sexta

Desinfectane