Vodafone España no logra remontar el vuelo a pesar de los cambios de estrategia que ha ido aprobando durante los últimos años. Así, hemos llegado a su tercer trimestre fiscal (octubre-diciembre) con unos ingresos por servicios de 858 millones de euros, un 8,7% inferiores a los del ejercicio anterior. La facturación total fue de 971 millones, un 9,8% menos.

Bajan los ingresos y baja el número de clientes, muchos de ellos por la subida de tarifas -anunciada el año pasado pero que entró en vigor el pasado enero- por la inflación: 19.000 de contrato móvil, 6.000 convergentes y 27.000 de banda ancha.

La guerra de tarifas continúa siendo el principal motivo de esta pérdida de negocio, al que ahora también se ha sumado la elevada inflación y en este trimestre, además, la caída de los ingresos por roaming.

Todo esto sucede mientras la compañía sigue buscando al CEO que sustituirá a Colman Deegan, que en enero anunció por sorpresa que dejará la compañía el 31 de marzo. En paralelo, el Grupo anunció la integración de la filial española en el clúster europeo, -el nuevo CEO ya no reportará al CEO del grupo sino al responsable del clúster- del que forman parte otras filiales como Portugal, Irlanda, Holanda, Grecia, Hungría, Turquía, Rumanía, Egipto, República Checa o Albania.

¿Cuál es el futuro de Vodafone España? De momento, nombrar al nuevo consejero delegado y, después, buscar oportunidades de consolidación mientras se endereza el negocio. No lo decimos nosotros, sino la CEO interina del Grupo, Margherita Della Valle.