Uber sigue adelante con sus planes de movilidad y reparto a domicilio. Una de las innovaciones más reseñables la podrán ver los habitantes de Londres, en 2026, cuando comiencen a circular los vehículos autónomos (sin conductor) de la compañía. Tranquilos: primero lo harán con un conductor de seguridad para ‘por si acaso’. En Austin y Phoenix (EEUU) ya tienen experiencia. Les pueden preguntar.
En esta línea, el acuerdo de la compañía con el gigante de los chips Nvidia, es fundamental, no sólo para estos vehículos, sino para el negocio global de la plataforma que facturó un 17,5% más durante los nueve primeros meses del año, hasta los 37.651 millones de dólares.
Ahora bien, el beneficio neto aumentó un 154%, hasta los 6.600 millones, gracias, principalmente, a un apunte fiscal favorable -una nueva valoración fiscal de inversiones- de 4.900 millones. Sí, las grandes empresas, líderes en tecnología, también echan mano de la ciencia exacta de la contabilidad: exacta porque dice exactamente lo que quieres que diga.
Para ser justos, el ebitda. (ajustado) aumentó un 3,3% y alcanzó los 2.300 millones de dólares.
En cuanto al tercer trimestre, las reservas brutas de transporte aumentaron un 21%, hasta los 49.700 millones de dólares, y los viajes hicieron lo propio, un 22%, hasta los 3.500 millones.
Los resultados, en cualquier caso, no cumplieron las expectativas del mercado y las acciones de Uber cayeron un 8% en bolsa, un tropiezo significativo para un valor que se ha revalorizado alrededor de un 60% desde enero. La empresa vale unos 193.000 millones de dólares, en bolsa. Los principales fondos propietarios, Vanguard (8,2%), Fidelity (6%), Eaton Vance Management (5,1%) y BlackRock (5%) pueden estar satisfechos.










