Dentro de la estructura de Indra existe un área de inteligencia de mercado cuya misión es investigar a las empresas antes de cerrar un acuerdo con ellas. No es algo exclusivo de Indra, es más, es habitual en empresas estratégicas cuyas alianzas y acuerdos con terceros pueden ser críticos, no sólo para ellas sino, incluso, para la seguridad nacional.

El caso es que, desde la llegada de los Escribano a Indra, el presupuesto de la división de inteligencia de mercado se ha multiplicado por cuatro, coincidiendo con la operación abyecta que pretenden los hermanos Ángel y Javier, presidente de Indra el primero y presidente de EM&E y consejero de Indra, el segundo y ambos dueños de EM&E.

Efectivamente, Indra se ha convertido en una guerra interna de dosieres: los Escribano contra los Aperribay (SAPA), de los Aperribay contra los Escribano… y de los Escribano contra Manuel Revuelta, el minoritario que en la Junta de Accionistas de julio se atrevió a criticar la compra de EM&E por Indra.

Miren por dónde, la Agencia Tributaria, dependiente de María Jesús Montero, de quien también depende la SEPI, máximo accionista de Indra (25%) le ha abierto una inspección a Revuelta, según El Debate, justo ahora, mientras Ángel y Javier se disponen a dar el pelotazo de su vida al vender su empresa, que facturó 355 millones de euros en 2024 y que está siendo valorada por JP Morgan y el Santander en casi 2.000 millones.

Esta guerra civil de dosieres está haciendo cundir la idea de la nacionalización de Indra. Es lógico. El negocio de las armas -perdón, de la Defensa- es un monopolio natural porque tiene un único cliente: el Estado. Por eso, y para evitar casos como el que estamos viendo en Indra, lo lógico es que, además de un cliente único haya un propietario único: el Estado. Lo que sucede con Navantia debería suceder con Indra.

Y sí, es cierto que Indra es más que su división de Defensa, pero eso tampoco es un problema, porque perfectamente se puede desgajar en dos: Minsait por un lado y Defensa por otro, tal y como se ha planteado la compañía en varias ocasiones. Pero, ¿a que no adivinan quién se opone rotundamente a la nacionalización de Indra, al menos antes de la compra de EM&E? Correcto... y ellos saben que usted lo sabe.