José Vicente de los Mozos, CEO de Indra, va pregonando por la city madrileña que el verdadero artífice de que la Fórmula 1 haya cambiado Barcelona por la capital del Reino es él, no por ser el primer ejecutivo de Indra, sino por sus años en Renault, donde fue presidente en España y vicepresidente ejecutivo del grupo automovilístico. Si de algo sabe de los Mozos, es de coches.

El mismo día que saltó la noticia de la Fórmula 1 -lunes 4-, su presidente, Marc Murtra dejó la puerta abierta a la venta de Minsait, un planteamiento que no es nuevo y que depende, en cualquier caso, de la decisión última de Moncloa, ya que el Estado es el máximo accionista con un 28% del capital.

“Minsait es la mitad de nuestro negocio, por lo que vamos a analizar todas las opciones”, afirmó Murtra durante su intervención en el Club Siglo XXI. La decisión se anunciará durante el primer trimestre de 2024, cuando presente el nuevo plan estratégico.

El presidente dejó abierta la puerta a la segregación de Minsait, pero cerró la de la posible fusión con Telefónica, incluso a la compra de acciones de la teleco al “no encajar” en las inversiones de tipo industrial que realiza la compañía.

En definitiva, esas son las dos últimas consignas de Moncloa: segregar Minsait y no fusionarse con Telefónica. Ahora bien, sigue sin aclararse la clave que marcará el futuro de Indra: la participación de la compañía en la industria de defensa española. Y esto no está claro porque Moncloa, primero, tiene que aclarar el papel de España en la industria de defensa europea, que se resume en el presupuesto destinado a Defensa.

La tecnología la tenemos, tanto en Indra como en Navantia, pero eso no es suficiente si el Gobierno no aumenta la partida destinada al proyecto de defensa europea, por ejemplo, al Eurofighter. Y Sánchez todavía no ha tomado esa decisión, que se plasmará en los Presupuestos Generales del Estado para 2024, de la que también depende la compra de ITP Aero, de la que Indra actualmente sólo tiene el 10%.

En definitiva, España está llamado a liderar la industria de defensa europea a través de Indra y Navantia, pero para eso el Gobierno debe aumentar considerablemente el presupuesto de Defensa. La participación de otras empresas como Sapa (5% de Indra) o Escribano (8%) está muy bien, pero es insignificante comparada con la inversión que se requiere.