Ibercaja tiene que salir a bolsa antes del 31 de diciembre de 2022. O eso o constituir un fondo de reserva, que sale mucho más caro y no está el horno para bollos. Y esto porque debe reducir la participación de la Fundación Ibercaja, actualmente del 88%, por debajo del 50%.

La intención de Víctor Iglesias, Ceo del banco, es debutar en el parqué durante el primer semestre de 2022, tras el retraso provocado por la pandemia. En este contexto, la entidad ha remitido esta mañana a la CNMV un documento corporativo en el que mejora las previsiones de su plan estratégico 2021-2023, presentado en abril. Así, a medio plazo, la rentabilidad (ROTE) alcanzará el 9%, frente al mínimo del 7% anterior, y un ratio de activos improductivos del 4%, frente al máximo del 5% anterior. Además, el banco ha anunciado un payout del 50%.

El objetivo, como hemos señalado, es dar un impulso a la obligada salida a bolsa. Ahora bien, los resultados del tercer trimestre de Ibercaja no invitan al optimismo. Es cierto que el banco aragonés disparó el beneficio hasta septiembre, pero fue gracias al ROF y a las menores provisiones. No se alarmen, porque esa ha sido la tónica general del sector.

En definitiva, a día de hoy, en Ibercaja tienen claro dos cosas: salir a bolsa antes de 2023 y seguir en solitario. El banco maño no se fusionará con nadie, al menos de momento.