En Duro Felguera no acaban las dificultades y ahora se hace patente el fracaso de la SEPI. Es decir, del Estado, que puso dinero de todos los españoles -y también de los europeos, porque el fondo para empresas estratégicas se creó el 3 de julio de 2020 con una dotación de 10.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos para rescatar empresas que fueran viables antes del Covid-, pero la ingeniería asturiana sigue estando al borde del precipicio.

Y si no se liquida la ingeniería asturiana es fundamentalmente porque el Gobierno Sánchez no quiere reconocer su traspié. Y encima, al darle dinero público, no le deja despedir... sin acuerdo sindical, tal y como confirmó la presidenta de la SEPI, Belén Gualda, hace unos días: “Sin acuerdo entre parte social y empresa, no habrá ajuste”. La compañía busca la salida de cerca del 16% de su plantilla (que en total asciende a 1.293 personas), lo que se traduciría en unas 207.

Su prestigio en los mercados es bastante bajo. La única solución: ser absorbida por una empresa del ramo, pero para eso hay que tener contratos

Duro Felguera ha recibido más de 200 millones de euros entre ayudas, refinanciación y avales… que deberá devolver. En concreto, entre las ayudas están 120 millones del fondo para empresas estratégicas de la SEPI en un préstamo ordinario y otro participativo, así como 6 millones del Principado de Asturias, y de los que no le quedarían ni 20 millones. A estas ayudas se suman otro acuerdo de refinanciación con la banca acreedora (incluyendo conversión en préstamo participativo de parte de la deuda) y una línea de avales revolving por 80 millones con una cobertura de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE) en un 70%. Además, pidió un crédito de 36 millones con aval del ICO a la banca acreedora.

Pero la ingeniería, que tiene como CEO a Jaime Argüelles, sigue en dificultades para conseguir elevar su contratación y cada mes se come entre 4 y 5 millones de caja solo para mantener su estructura (de ahí que busque un ajuste de plantilla). En el primer semestre, su contratación ascendía a 42,1 millones, y a fecha del pasado 9 de octubre, cuando anunció el plan de redimensionamiento de la plantilla, señaló que ya acumulaba una contratación de 144 millones y preveía rebasar la cifra de 300 millones a final de año. Veremos.

A finales de junio, con motivo de la Junta de Accionistas, Duro Felguera refería dificultades de contratación “por la incertidumbre mundial que retrasa las decisiones de inversión”, así como la elevada cantidad de contratos que tenía por cerrar (400 millones en precontratos). Sin embargo, no se puede perder de vista que en la contratación también influye el hecho de que lleva mucho tiempo en el disparadero en los mercados y su prestigio es bastante bajo, así como los líos que ha tenido en Argelia (está retrasando la finalización del proyecto de Djelfa -una central térmica de ciclo combinado- y se está viendo afectada por el conflicto diplomático entre España y el país africano) o en Venezuela, por ejemplo. 

Desde hace muchos meses, Duro Felguera está esperando la llegada de un ansiado socio industrial, pero su crisis no se soluciona con una simple inyección de dinero, porque falta contratación. La única -y mejor- solución sería que la ingeniería fuera absorbida por una empresa del ramo, pero para eso hay que tener contratos.