La opa del fondo australiano IFM sobre entre el 17 y el 22% de Naturgy se ha topado con un nuevo problema. Recuerden: el primer problema fue que Criteria se enfadó por las malas intenciones de los tres fondos aliados (IFM, CVC y GIP), que lo único que pretenden es trocear la compañía y rentabilizar su inversión a corto plazo, tras aniquilar la estratégica empresa española de gas y electricidad. Pero ese es el problema, que la talibán Teresa Ribera con tal de "descarbonizar" España está dispuesta a no negarles nada a los fondos, que son los que tienen que aportar el capital para la carísima energía verde. 

Europa considera que electrificar está muy bien, pero el continente no puede quedarse sin gas ni depender exclusivamente de Rusia

Y ahí se ha topado con Bruselas. A la Unión Europea no le gusta la operación por dos razones, ambas son consecuencia de la voracidad troceadora de los tres fondos. Por una parte, España es la puerta de entrada en Europa del gas del Magreb. Bruselas no quiere depender del gas de Putin y en Europa no son tan optimistas como Ribera sobre la descarbonización del continente. Electrificar está muy bien, pero si no se consigue en el tiempo previsto, los europeos seguiremos necesitando del gas. 

Por otra parte, la especialidad de los fondos consiste en vender activos al mejor postor. ¿Quién es el mejor postor de activos energéticos en Europa? Los chinos, como ya lo demostraron en la portuguesa EDP. Allí fue la propia Bruselas la que les paró los pies.

Teresa Ribera insiste en aceptar la opa porque necesita a los fondos: quiere energía verde aunque dispare la especulación financiera

Así que, doña Teresa Ribera tendrá que pensarse dos veces el aplaudir, como ha hecho hasta ahora, la operación de IFM. Según ella, no se puede cerrar las puertas al capital extranjero, pero desde Naturgy no dejan de recordarle que IFM no aporta ningún capital, simplemente paga más dinero a quien ya ha invertido en Naturgy: los actuales accionistas. Es decir, no se trata de una ampliación de capital, se trata de una opa pura y simple.

Y es que, a costa de ser verde el Gobierno socialista por mor de su vicepresidenta climática no hace otra cosa que fomentar la especulación financiera sobre empresas estratégicas españolas.