Los católicos franceses quieren volver a participar en la Eucaristía. Ahora no pueden, tras decretar el Gobierno Macron el segundo confinamiento nacional con cierre de templos incluido, que se prolongará hasta el próximo 1 de diciembre. A Emmanuel Macron todo el mundo le tiene por masón. Entre otros, lo afirma el exmasón y gran experto francés, Serge Abad-Gallardo. 

El pasado domingo día 8, unos 800 católicos se congregaron ante la catedral de Saint-Louis de Versalles, al oeste de París, reclamando la reapertura de las iglesias de Francia, para poder celebrar y asistir a la celebración de la misa. Y en otra jornada, entre 700 y 1.000  volvieron a manifestarse a la puerta de una iglesia altamente simbólica, la de Saint-Sulpice, la iglesia donde fueron bautizados Baudelaire y el marqués de Sade.  Y es que, las iglesias, siguen abiertas, aunque estén prohibida la celebración de misas y las «reuniones» de más de diez personas.

Según Religión en Libertad, el descontento de muchos católicos ante esta vulneración de un derecho fundamental como la libertad religiosa ha provocado un movimiento de resistencia nacido desde abajo, desde los propios fieles. En muchos casos encabezados por jóvenes y transmitiendo la convocatoria a través de Whatsapp y las redes sociales han logrado reunir a cientos de personas en cada ciudad.

Destaca Religión en Libertad que, quienes se movilizan simplemente quieren ir a misa, sin privilegios, respetando todas las medidas de higiene y seguridad. Lo que no quieren es que se vulneren sus derechos fundamentales.

Este movimiento de resistencia pacífico, y legal, ha tenido una gran repercusión mediática en el país, y como consecuencia, también política. De hecho, ha abierto en la propia clase política e incluso en el gobierno el debate sobre si se debe permitir o no el culto público.

Por otro lado, estas concentraciones han puesto de manifiesto la viveza de los laicos católicos franceses, muchos de ellos jóvenes y familias. 

Tras manifestar su rechazo a estas concentraciones y amenazar con multar a los asistentes, finalmente el ministro del Interior, Gérald Darmanin, se reúne este lunes con los representantes de los principales cultos para discutir “las condiciones en las que podrán celebrarse de nuevo las ceremonias en función de la evolución de la situación sanitaria”.

Mientras, la jerarquía religiosa pidió «calma» y «prudencia», sin apoyar ni reprobar las manifestaciones, que se han sucedido durante los últimos siete días, en varias ciudades de provincias, como Rennes y Tours, en la periferia y el corazón histórico de París.