Juan Roig, presidente y propietario de Mercadona, se ha convertido, de la noche a la mañana y sin pretenderlo, en el nuevo líder de la gran empresa española, en la personificación del poder económico en la ‘nueva sociedad’ creada por la doble crisis: la sanitaria, provocada el coronavirus, y la económica, provocada por la hibernación económica que Pedro Sánchez ha impuesto al tejido industrial español… sin que, por ello, haya logrado detener el contagio. Todo lo contrario.

Recuerden que España, medido sobre número de habitantes, es el país con más contagiados y con más fallecidos del mundo, amén del que cuenta con más sanitarios infectados sobre el conjunto del sector.   

Por otro lado, decíamos ayer que el Gobierno Sánchez, a pesar de sus desvelos contra el coronavirus y para que nadie se quede atrás, aún saca tiempo para intentar controlar el IBEX 35, aprovechando la defensa que Bruselas ha planteado contra la invasión china: que los gobiernos europeos pueden entrar en el capital, incluso nacionalizar, de las empresas estratégicas cotizadas, hoy a precio de saldo.

Nada volverá a ser como antes. Vivimos el gran divorcio en la gran empresa española: los propietarios se imponen a los gestores

En otras palabras, eso ha acelerado un proceso que se veía venir: el de los propietarios contra gestores. No se trata tanto de empresas cotizadas contra no cotizadas. Por ejemplo, Inditex es la empresas con mayor capitalización del Ibex 35 pero es una empresa con un propietario. O por ejemplo, Iberdrola no es propiedad de Ignacio Galán pero este posee tal control del Consejo que casi se comporta como un propietario.

En otras palabras, Juan Roig, con el apoyo de Inditex, de los Entrecanales, los del Pino, los Riberas (no sé dónde catalogar a Florentino Pérez, como propietario de ACS y del Real Madrid o como propietario-gestor), etc, dan un paso al frente. Suben Mercadona, Inditex, El Corte Inglés, Ferrovial, Acciona, Grupo Antolin, etc, y bajan quienes hasta el momento han sido los capitanes de la gran empresa española, eso que Pablo Iglesias, ahora solícito interlocutor con los grandes, llamaba “el Ibex”. Es decir, que defiende la influencia de Santander, BBVA, Telefónica, Caixabank, etc.

Propietarios contra gestores: ganan los propietarios. Y gana el Instituto de Empresa Familiar (IEF) donde la influencia de Roig es decisiva, que se convierte en el nuevo CEC, dispuesto a no cometer los errores del CEC cuando lo lideraban Emilio Botín y César Alierta. Y desde luego, el IEF se sitúa en el ‘gotha’ de la gran empresa española, muy por delante de la CEOE de Antonio Garamendi.

¿En Moncloa gusta esta nueva situación? Ni de broma. Los propietarios son gente que hacen lo que le conviene a su empresa y no están pendientes del BOE. Además, Sánchez es un resentido por naturaleza, un rencoroso compulsivo, y todavía no ha olvidado el varapalo que recibió en el antepenúltimo congreso del Instituto de Empresa: una bronca de las buenas.

El Instituto de Empresa Familiar -al que Pedro Sánchez odia cordialmente- se convierte en el nuevo CEC, pero CEC en la sombra

Nada volverá a ser como antes. Es el gran divorcio en la gran empresa española: los propietarios se imponen a los gestores. Y el empresario más influyente de España es ahora Juan Roig. Y es que, a todos los antedichos del IEF su capacidad de gestión se les presupone pero es que, además, con una empresa cotizada a precio de saldo y en peligro de caer en manos de los fondos, la propiedad adquiere un valor superior a todo lo demás. Y una defensa más firme frente a un Gobierno socio-comunista.