Capitaneados por Estados Unidos, 32 países han firmado en Naciones Unidas la Declaración de Consenso de Ginebra. Los firmantes -no, España no estaba allí- no se declaran contra el aborto, sino contra el derecho al aborto. Capitanea la firma Mike Pompeo, secretario de Estado de Donald Trump. Como gane Joe Biden me temo que lo vamos a pasar mal. Porque la Administración Trump se niega a aceptar que el aborto sea un derecho. Repetimos: ¿derecho que unos padres maten a su propio hijo en el propio seno materno? ¿Eso es un derecho?

Además, el aborto es un crimen, el ‘derecho al aborto’ es la tiranía del siglo XXI.

Hemos pasado del aborto despenalizado al aborto libre, de éste al derecho al aborto. Es decir, quien se oponga a la matanza de inocentes es un delincuente

Hemos pasado del aborto despenalizado al aborto libre, de éste al derecho al aborto. Es decir, quien se oponga a la matanza de inocentes es un delincuente. Y el país que se atreva a defender la vida será antidemocrático. Al fondo, el paradigma final: todo católico es un ultra.

Y la Administración Trump se ha cruzado en su camino: ¿El aborto, un derecho? Por ahí no pasamos. Mike Pompeo ha utilizado el prestigio de su cargo como secretario de Estado para una aportación que le traerá la enemiga del poder.

Porque el aborto es un crimen pero el ‘derecho al aborto’ constituye la tiranía del siglo XXI. No sólo eliminamos al más inocente y más indefenso sino que además, condenamos a la marginación a aquel que se atreva a discrepar. Estados Unidos ha puesto una pica en Flandes para oponerse a esta barbaridad.

Insistimos, ¿derecho de unos padres a matar a su propio hijo indefenso en las propias entrañas de la madre? ¿Derecho?

Pasar de la despenalización del aborto al derecho al aborto es una muestra más clara, diáfana, de la era en la que vivimos, el siglo XXI, caracterizada por la blasfemia contra el Espíritu Santo. Es decir, lo bueno pasa a ser malo y lo malo se convierte en lo bueno. El aborto, es decir, el asesinato más cobarde y más brutal, se convierte en un derecho humano.

Es la blasfemia contra el Espíritu. Y el asunto es… tirando a grave.