Monasterio sólo quería saber qué les enseña la Cogam a los niños madrileños de cinco años. Porque como los padres madrileños se enteren, a lo mejor se cabrean. Con mujeres como esta a lo mejor es posible la regeneración política en España.

Sin embargo, la han tildado de ultra, sólo por repetir lo que dice cualquier español con sentido común y al que no haya paralizado el miedo a lo políticamente correcto. Verbigracia: a mis hijos que les dejen en paz, que no vuelvan a casa preguntando aquello (caso real de un niña de cinco años) de “Mamá, ¿yo soy un niño o una niña”.

Dos detalles: Monasterio defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural y propone el cheque escolar

Otro ejemplo: el cheque escolar, la clave de la libertad de enseñanza. Ni en Andalucía ni en Murcia, dos comunidades donde Vox ha permitido que la derecha pagana de Ciudadanos y la derecha tibia del PP se hagan con el poder, la gente de Santiago Abascal ha puesto sobre la mesa de negociación el cheque escolar. Sí lo ha hecho Rocío Monasterio en Madrid y veremos ahora cómo se las arreglan PP y Cs para darle esquinazo.

En cualquier caso, con esta mujer se ha visto, por primera vez en lustros, a un político español, desde una tribuna de oradores (la de la Asamblea de Madrid) defender la vida humana “desde la concepción hasta la muerte natural”.

Ahora, Rocío Monasterio y su esposo, Iván Espinosa de los Monteros, sufren una campaña contra la ampliación no autorizada de su domicilio, algo a lo que se han enfrentado, casi siempre por desidia municipal, que no particular, la mitad de los madrileños en alguna ocasión. Pero como se trata de Monasterio… el asunto es gravísimo.

Por esta mujer habla el sentido común. Si los padres madrileños se enteran de lo que enseñan a sus hijos en las escuelas -por ejemplo, que duden sobre si son niños o niñas-: a lo mejor se cabrean

En resumen, Rocío Monasterio es una política cristiana, que es el único político que puede regenerar nuestra esfera pública. Entiéndase: no es una cristiana que hace política, que supongo que también, aunque no me interesa en este momento. Es una mujer que hace política con principios y valores cristianos.

Y mucho me temo que la diputada Rocío Monasterio está atravesando un mal momento político ante dos enemigos: el interno y el externo.

El interno es la línea del radiofonista Federico Jiménez Losantos, demasiado influyente en Vox. Losantos es la voz del facherío disfrazado de liberal, rabiosamente anticatólico (por eso medró en la COPE) que suspira por una España unida… aunque no se sabe en torno a qué debe unirse. Desde luego, no a unos principios cristianos por los que siente aversión. El radiofonista FJL se ha tomado como cuestión personal que Santiago Abascal sea una patriota ateo. Por eso, el bueno de Fede aborrece a Rocío Monasterio.

Y naturalmente, luego está el enemigo externo, sobre todo el feminismo de izquierdas, el no va más del sectarismo, que no puede soportar que sea una mujer, madre, cristiana, quien marque el camino. Si a alguien odia una feminista es a una mujer cristiana.

Pues bien, la esperanza de una regeneración política de España pasa por que Rocío Monasterio no sea lapidada. Sobre todo, que no sea lapidada en su propio partido. Ente otras cosas porque es una representante de lo que Juan Pablo II llamaba el genio femenino.