Este viernes, Repsol ha celebrado su Junta de Accionistas con pocas sorpresas respecto a lo anunciado, salvo la lección en transición energética que ha dado su presidente, Antonio Brufau. Una buena forma de celebrar su renovación por otros cuatro años en un cargo que ocupa desde el 27 de octubre de 2004, aunque no es uno de los más duraderos del Ibex (por ejemplo, Florentino Pérez, ¡Oh capitán, mi capitán!, lleva desde 1993 al frente de ACS).

Por ahora no hay cambios en el núcleo duro accionarial, que seguirá formado por Sacyr (7,87%) -que ahora piensa en quedarse e incluso podría subir algo- y Temasek (2,34%) -una compañía de inversiones del Gobierno de Singapur-. El resto es free float (89,79%), donde entre otros estaría BlackRock, pues según los registros de la CNMV tiene un 4,984%.

Respecto al resto de consejeros, los accionistas han dado el ‘sí’ a las reelecciones del CEO, Josu Jon Imaz; José Manuel Loureda (Sacyr) y John Robinson West; a la ratificación de Henri Philippe Reichstul; y a los nombramientos como independientes de Aránzazu Estefanía Larrañaga y de María Teresa García-Milà. Y esto ha generado cambios en la composición de las comisiones (ver documento adjunto): por ejemplo, las dos nuevas consejeras serán miembros de la Comisión de Nombramientos (una de las más importantes, aunque en Repsol está separada de la de Retribuciones), además García-Milà también formará parte de la de Auditoría y Control, y Larrañaga, de la de Sostenibilidad.

Repsol se suma a la tendencia de la electrificación y la movilidad con fuentes renovables, pues ahora es una compañía "multienergía" (petróleo, gas y luz)

Brufau ha destacado el compromiso con la transición energética, principalmente, a través de fortalecer sus negocios base de petróleo y gas porque “es lo que nos ha hecho fuertes”, sumarse a la tendencia de la electrificación con fuentes renovables y a la movilidad con energía verde, y ofrecer un servicio global de energía a sus clientes. Y es que Repsol ya es petrolera, gasista y eléctrica, una compañía “multienergía”, según Imaz, que quiere crecer en luz, donde ya cuenta con 870.000 clientes y una capacidad instalada de 2.952 megavatios (MW), superando en más del 70% el objetivo fijado para 2025 (4.500 MW), eso sí, se desconocen sus resultados, pues están incluidos en el área de Downstream (Refino, Química, Marketing, Lubricantes, GLP, Trading y Gas, y Repsol Electricidad y Gas).

El CEO de Repsol también ha destacado que la estrategia pasa por remunerar de manera creciente al accionista (como se puede ver entre los acuerdos adoptados), aumentar de forma rentable en Upstream (Exploración y Producción) y Dowstream. Pero también por desarrollar nuevos negocios vinculados a la transición energética (por ejemplo, el servicio de carsharing Wible, que tiene con Kia, con una flota de 500 vehículos híbridos y más de 70.000 usuarios; o los puntos de recarga eléctrica, donde tiene la mayor red pública -más de 200- a los que suma más de 1.500 privados) y solidez financiera. Lo del dividendo no es baladí, porque ha protagonizado la pregunta de algunos accionistas: uno de ellos les ha reprochado que se dieron prisa en recortarlo en 2015 con la promesa de volver al euro por acción en cuanto fuera posible, pero esto no sucederá hasta 2020 (con cargo al ejercicio 2019) y ha recurrido al humor de José Mota, afirmando que “pagarte sí, pero hoy no, mañana”.