Este miércoles, en la Junta de Accionistas de Mediaset, el CEO, Paolo Vasile, ha presumido de la telebasura que engorda, no sólo sus bolsillos, también los de su dueño (la matriz italiana es propiedad de Silvio Berlusconi) y los del resto de miembros del Consejo (entre los que se encuentra la exministra socialista Cristina Garmendia) y ejecutivos. Respecto a los primeros, cabe destacar que Borja Prado no ha logrado ser presidente, aunque lo ha intentado por todos los medios: el actual, Alejandro Echevarría (a poco más de un mes de cumplir 77 años) no quiere irse.

Vasile ha señalado que ‘Informativos Telecinco’ ha sido líder por sexto año consecutivo en 2018 por su “rigor, imparcialidad e independencia”. Pero la gran baza de Mediaset es la telebasura: ‘Supervivientes’ ha sido el programa más visto, ‘Gran Hermano’ “ha vuelto a brillar y otorga gran personalidad a la parrilla de Telecinco” y “el espectáculo del singular equipo de ‘Sálvame’ lo convierte en el programa más visto de la tarde”.

Podría ser la última Junta de Vasile porque quiere volver a los estudios de Roma, sus orígenes en el grupo Mediaset 

Y esto no es todo, pues al ser preguntado por un accionista respecto al futuro de la televisión, tras la irrupción de nuevos competidores (Netflix, HBO, Amazon…), Vasile ha subrayado que el futuro no les da miedo, quieren seguir adelante con “transparencia y escrúpulo”. Esto último se puede poner más que en duda, y no sólo desde el punto de vista moral de los contenidos.

Mediaset forma junto a Atresmedia el duopolio televisivo, que controla el 86,5% de la publicidad y el 57% de la audiencia, un poder desmedido que la CNMC no ve lógico, aunque aún no se ha atrevido a tomar cartas en el asunto. Es más, el regulador aprobó la fusión de Telecinco y Cuatro, y no se ha pronunciado respecto al cierre de ‘Noticias Cuatro’, que supone incumplir una de las condiciones de dicha operación.

En el imperio Berlusconi, ya están cuatro de sus cinco hijos al frente, tanto en Mediaset SpA como en Fininvest, pero no se entienden

Sin embargo, Vasile no ha tenido reparos en cargar contra el regulador (el Estado y la CNMC), el “verdadero problema” del sector y árbitro asimétrico, culpándole de hacer una fiscalización con excesiva vigilancia sobre la televisión tradicional y la escasa regulación de las nuevas plataformas. Parece que se le olvida que el Estado español ha hecho multimillonarios italianos, a cambio de degradar el medio televisivo (las Mama Chicho parecen niñerías en comparación con los contenidos actuales).

Y por cierto, Vasile, quizás por la edad (este año cumple 66), ha mostrado cierta nostalgia al referir que se debe mirar el futuro sin perder de vista el pasado: “en los años 80, Berlusconi hizo una revolución con la irrupción de la televisión privada”. Pudiera ser su última Junta, porque quiere volver al centro de producción de Roma, sus orígenes en el grupo Mediaset, donde trabajó hasta 1988, pues lleva en España desde septiembre de 1998.

Todos los acuerdos han sido aprobados, pero el nuevo bonus para ejecutivos y directivos, y el informe de remuneraciones de 2018 han tenido muchos votos en contra: 16,8% y 21%

Claro que en el imperio Berlusconi ya ha empezado a funcionar la sucesión: de sus cinco hijos, cuatro tienen puestos. En Mediaset SpA, Pier Silvio es vicepresidente y CEO, mientras que Marina es consejera; y en el grupo financiero Fininvest, Marina es la chairman desde 2005, mientras que Pier Silvio, Barbara y Luigi son directores. Pero no se entienden.

Un último apunte: todos los acuerdos han sido aprobados, pero llama la atención los votos en contra que han recibido el sexto (16,814%) y el séptimo (21,049%). En concreto, se trata de la autorización al Consejo para que establezca un sistema de retribución plurianual (una especie de bonus) dirigido a consejeros ejecutivos y directivos referenciado al valor de las acciones (algo que como saben, es manipulable; sería mejor hacerlo ligado a cumplimiento de objetivos); y del informe de remuneraciones del ejercicio 2018.