No se pierdan el minivídeo de este tuit. Nuestro hombre denuncia que el Museo del Prado oculta violaciones de mujeres, en un lenguaje hetero-patriarcal. Asegura que, con eufemismos, se intentan minimizar las violaciones de mujeres.

A lo mejor no habla de violaciones sino de ultrajes o de mancillar, pero, en cualquier caso, pretende cambiar los títulos de los cuadros del Museo del Prado, también en cuadros mitológicos, como los faunos violando a las ninfas. No se lo digan a nuestro denunciante pero los faunos no violan a nadie porque son criaturas de ficción.

Por otra parte, nuestro historiador del arte se lía con las palabras y los conceptos, que es lo que les suele ocurrir a los feministos. Por ejemplo, se queja de que a una violación le llamen rapto. Hombre, es que rapto es un secuestro con violencia sexual, es decir, con violación. Ergo, quien tituló el cuadro lo hizo con verdad y rigor.

Por eso, también, en las facultades de Ciencias de la Información se nos advertía contra aquel famoso titular del Rapto de Aldo Moro… que no resultaba gramaticalmente correcto.

Por cierto, las hijas del Cid no podían ser violadas por sus esposos, porque en el matrimonio existe el débito conyugal y, por tanto, no puede hablarse de violación. Así, decir que un esposo viola a su esposa es una contradicción 'in terminis', aunque muchos no acepten esto.  

En cualquier caso, la ideología de género no sólo es inmoral: además es un poco estúpida.

Ya saben que todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un hombre feminista. O sea, el feministo.