Tengo la sensación de haber perdido una noche. El debate a cinco entre Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias y Abascal no sirvió para nada. Si algún indeciso (al parecer el 25% del electorado) tomó ayer su decisión que me explique por qué.

Sánchez informó de que Nadia Calviño será la próxima vicepresidenta económica del Gobierno… para cabreo del lobby feminista de Carmen Calvo

Bueno, sirvió para enterarnos de que Nadia Calviño, como adelantara Hispanidad, será vicepresidenta económica del Gobierno. Qué curioso, don Pedro: todavía no ha ganado las elecciones y ya nombra vicepresidentas.

Por cierto, el nombramiento de Calviño, la ministra de apariencia más femenina del Ejecutivo, como vicepresidenta económica no va a gustar nada a Carmen Calvo, llamada a salir de escena, ni al lobby feminista que lidera. Vamos, que Calviño es la menos popular entre sus colegas.

Los momentos más brillantes los puso Pablo Iglesias, el unido líder de Podemos. Al menos, con dos retazos para el recuerdo, producto ambos de su demagogia. Primero, cuando propuso una ley de bienestar animal. Ya saben, el Estado del Bienestar para bichos y mascotas, suponemos que también las ratas estarán incluidas. Iglesias se vio obligado a recordar que “algunos lo llamarán buenismo”. No Pablo: lo llamamos estupidez manifiesta.

Para la izquierda (PSOE y Podemos) la pregunta sigue siendo la misma: ¿quién lo paga? Para la derecha (sobre todo PP y CS), su cobardía: de valores no se habla

La segunda cuando, en su alegato contra las manadas de violadores, a Iglesias se le escapó, en mitad de su dolor, aquello de “las mamadas”. ¿En qué estaría él pensando?

En cualquier caso, tanto a él como al otro izquierdista, Pedro Sánchez, siempre hay que recordarles lo mismo: Y todo eso que usted propone, ¿cómo se paga y quién lo paga?  

Lo mejor, la Ley de Bienestar Animal y las “mamadas” de Pablo Iglesias: ¿en qué estaría él pensando?

Pero mucho más importante resulta la omisión cobarde… de las cosas importantes. Ayer se habló poco de valores y demasiado de Cataluña. A la derecha, sobre todo a Pablo Casado y al histérico Albert Rivera hay que recordarles la cobardía habitual de la derecha española. Cuando Sánchez aseguró que va a implantar el “derecho a la eutanasia” en España, nadie le respondió, ni tan siquiera Santiago Abascal.