A principios de esta semana ABC publicó una entrevista de la ministra de Igualdad: un vídeo de una entrevista a Irene Montero para la televisión vasca ETiB en la que, entre otras cosas, la ministra de Igualdad asumía que el miedo al coronavirus había afectado a la participación a la marcha del 8-M y, por otro lado, que otros gobiernos estaban actuando con más contundencia que el español.

En medio de una investigación judicial sobre dicha manifestación, el equipo de Podemos tardó más de cinco horas en actuar. Su estrategia consiste ahora en crear un escudo que proteja a Montero y convierta a Fernando Simón, al mando del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en el blanco fácil de los investigadores. Y, a la vez, advertir internamente de que si se sospecha de Montero también afectará a otros ministros socialistas. ¿A Carmen Calvo, quizá? Recuerden que la vicepresidenta primera animó a las mujeres a participar en la marcha feminista, con el llamamiento de "les va la vida".

Ahora, con el asunto judicial al rojo vivo, en Podemos buscan dirigir la opinión pública hacia Simón. Él era el responsable de la interpretación epidemiológica del asunto, y quien sin duda tendrá que declarar ante la juez Rodríguez-Medel y posiblemente en las otras querellas sobre la gestión del Ejecutivo. De momento, dos jueces han rechazado imputarle por la crisis del coronavirus. 

Pero, por otra parte, el presidente del Gobierno apoyó públicamente a Simón y al ministro de Sanidad Salvador Illa. En una de sus últimas intervenciones en rueda de prensa, Sánchez elogió a ambos destacando: "Han soportado descalificaciones y jamás han caído en la provocación".

¿Está la bronca servida entre PSOE-Podemos por el 8-M?