Por la mañana anunció que vende su filial en EEUU y por la tarde, tras el cierre de la bolsa, anunció la reanudación de las conversaciones para fusionarse con el Sabadell. La cotización del banco que preside Josep Oliu se disparó un 24,59% y la del BBVA, un 15,25%. Eso, antes del anuncio de fusión.

La unión BBVA-Sabadell creará el mayor banco de España, por delante de Caixabank-Bankia. Y cuidado, porque si hablamos de duplicidades, también es una de las operaciones que más duplicidades provoca, principalmente en Cataluña, donde el BBVA es la primera entidad tras las incorporaciones de Unnim y Catalunya Caixa. Mala noticia para los empleados.

Eliminación de duplicidades, también por arriba. Estamos hablando de Josep Oliu (71) y de Carlos Torres (54), dos presidentes en momentos vitales muy distintos. Por eso, una opción más que razonable sería una copresidencia, temporal para Oliu y permanente para Torres, con Jaime Guardiola como CEO -sería lo más lógico-. Por cierto, el actual consejero delegado del Sabadell ha trabajado más tiempo en el BBVA (entre 1985 y 2007) que en el Sabadell.

Al margen de los cargos, ya hay quien justifica la fusión como una huida hacia delante de Oliu, cuando en realidad, quien tiene más motivos para huir es Torres, al que sigue pesando el caso Villarejo y la situación de algunas filiales del banco que preside como, por ejemplo, Turquía. La entidad de aquel país no va mal, pero la zona es un polvorín y la divisa, extremadamente débil. El mayor obstáculo para vender esa filial es, en definitiva, la ausencia de comprador.

Y no olviden el motivo principal: huir de Ana Botín. Porque no hay que desechar la operación ‘Gran Banco’, esto es, fusionar Santander, BBVA, Sabadell, Kutxabank… Hay quien opina que es la única manera de que la banca doméstica sobreviva.