Abengoa ha comunicado a la CNMV algo previsible: la falta del quórum necesario en la junta extraordinaria de accionistas para que prosperara el split propuesto por los Benjumea, a través de Inversión Corporativa, y Blanca de Porres, esposa del ex presidente Felipe Benjumea (entre ambos el 3% del capital), y a la que se podían sumar accionistas minoritarios. Han asistido el 18%, y de ellos han respladado el split un 16%; el resto, un 84%, lo han rechazado. 

Era previsible porque para que prospere una medida como un split de 10 títulos nuevos por uno antiguo se necesita un quórum del 25%, cuando la asistencia de los accionistas a una junta de la ingeniería no ha superado otras veces el 15%.

Los Benjumea sabían perfectamente que su iniciativa no tiene ningún futuro, cuando el propio Consejo de Administración ha recomendado lo contrario, como en 2017, que planteo un contrasplit para dar liquidez al valor. Ahora queda evidencia que lo único que querían era hacer ruido, cuando encima las acciones de las que son propietarios son de clase A, sin problemas para cotizar.

Los Benjumea sabían perfectamente que su iniciativa no tiene ningún futuro, querían hacer ruido

Y a eso se añade lo expuesto por Bolsas y Mercados (BME), que hubiera quedado comprometido en caso contrario. Ante esa posibilidad, como ha sucedido en Urbas, redujo el precio mínimo de cotización de 0,001 euros, decidido en julio, a 0,0001 euros. También la CNMV ha mediado en el caso, al amenazar con intervenir el valor porque esa medida puede equivaler a “manipulación de mercado”.

Otra cosa es el escaso atractivo del valor, que respiró ayer con una subida del 6,53% en las acciones A tras alejar el peligro de concurso con liquidez, con nuevas líneas de avales (por 140 millones) y una inyección de otros 97. Este martes, sin embargo, vuelve a terreno negativo, con una caída del 3% (0,02 euros), que videncia el riesgo de la ingeniería andaluza.

Mientras, las acciones B siguen bloqueadas

Las acciones B, mientras tanto, siguen bloqueadas desde abril en 0,01 euros, fuera de juego. Solo cuando entre en marcha la medida de BME se sabrá si los inversores, pese al precio, las consideran demasiado caras y a menor precio las comprarían. La orden de BME entra en vigor el 24 de octubre.