A Ignacio S. Galán (72 años) no le importa estar contra todos… ni mucho menos hacerlo en año electoral, en el que la mayoría de los empresarios intenta evitar trifulcas. Primero se colocó contra Pedro Sánchez y ahora vuelve a la carga también contra Florentino Pérez (75 años y que cumplirá 76 en menos de un mes), con quien la enemistad empezó hace muchos años en el seno de la eléctrica.

Galán como presidente ejecutivo de Iberdrola está crecido y cuenta con el apoyo de los accionistas, entre ellos destacan los fondos soberanos de Catar (QIA) y de Noruega (Norges Bank), y varios fondos de inversión. Entre estos últimos destaca BlackRock, que dejó de presionar cuando hace meses, Galán nombró un CEO, cargo que cayó en Armando Martínez, quien no será el sucesor del ingeniero industrial salmantino… pues cada día se ve más claro que este se apellidará Smith. Nadie le puede criticar que es un buen gestor, aunque haya convertido las renovables en un producto financiero, y será reelegido por cuatro años más en la próxima Junta de Accionistas que se celebrará a finales de abril. En resumen, el nombramiento de un CEO ha servido para que Galán pueda seguir al frente de la eléctrica muchos años más y mandando lo mismo.

Galán ha aludido en demasiadas ocasiones a la inseguridad jurídica en España, ha plantado a Sánchez en el Foro de Davos, ha situado EEUU como principal destino de inversiones y ha montado una estructura jurídica y societaria muy movible… que permitiría que, mañana, Iberdrola fuera alemana

Hace meses que el líder de Iberdrola rompió relaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, especialmente porque sus medidas han pesado demasiado en los resultados que la eléctrica ha obtenido en España. Galán no ha tenido reparos en aludir en demasiadas ocasiones a la inseguridad jurídica, la palabra maldita para los inversores; ni en anunciar que recurrirá ante los tribunales el nuevo impuesto a las energéticas; ni en plantar a Sánchez en el Foro de Davos y a Ribera en varios actos, pese a la advertencia del PNV; ni en situar EEUU como principal destino de las inversiones; ni en montar una estructura jurídica y societaria muy movible… que permitiría que, mañana, Iberdrola fuera alemana, por ejemplo, y sobre todo, si el Sanchismo repite.

Ahora vuelve a la carga contra Florentino Pérez, ¡Oh capitán, mi capitán!, con quien la enemistad empezó hace muchos años en el seno de la eléctrica. Fue Galán el que pidió ayuda al presidente de ACS para defenderse de Acciona porque sus relaciones con los Entrecanales eran malas desde la etapa del ingeniero salmantino en Airtel. Entonces se vio la entrada de ACS en el accionariado de Iberdrola como amistosa y financiera, pero una vez que pasó el peligro, Galán consideró que su entrada en la eléctrica era hostil y comenzó la guerra… en la que entró en juego el excomisario José Manuel Villarejo. ACS intentó hacerse con Iberdrola, e incluso tenía planes para fusionarla con Unión Fenosa Gas (de la que controlaba el 45,3% y que en 2009 vendió a Gas Natural, pasando a ser Gas Natural Fenosa -actual Naturgy-). Sin embargo, Galán lo evitó entre los años 2006 y 2012, a pesar de que la constructora llegó a invertir 8.500 millones de euros para hacerse con el 20% del capital de la eléctrica. De esta forma, es la única batalla financiera que ha perdido ¡Oh capitán, mi capitán!, que al final se retiró del accionariado de Iberdrola... y esa derrota aún le pesa demasiado al presidente de ACS y del Real Madrid.

La enemistad con ¡Oh capitán, mi capitán! empezó hace mucho, después de que Galán le pidiera ayuda para defenderse de Acciona: ACS entró en Iberdrola, pero cuando pasó el peligro, Galán vio el paso como hostil...  y entró en juego Villarejo. ACS llegó a invertir 8.500 millones para hacerse con el 20% de la eléctrica, pero Galán evitó que lograra el control 

Hace un año, se desató la guerra total entre estos dos grandes empresarios e ingenieros (el salmantino lo es Industrial y el madrileño lo es de Caminos, Canales y Puertos), con El Confidencial de por medio, e incluyendo varias demandas. Iberdrola no quería perder más reputación corporativa por culpa del famoso ‘caso Villarejo’, que estaba afectando algo en su cotización y mucho más en sus planes de crecimiento, porque el regulador de Nuevo México rechazó la compra de PNM Resources. En ese momento, Iberdrola ya llevaba dos demandas contra ACS por ninguna de la constructora. Inició acciones legales por presunta competencia desleal, tras una noticia de El Confidencial que decía “Florentino Pérez prepara una demanda de 2.600 millones contra Iberdrola por Villarejo” en caso de que esta última fuera imputada, y después de que semanas más tarde ABC refiriera una supuesta acción judicial de la eléctrica contra ACS, pero esta última emitió un comunicado, diciendo que “nunca hemos comunicado a nadie que esté preparada una demanda por daños contra Iberdrola”. Además, en mayo de 2021, la eléctrica había metido una demanda contra Florentino Pérez, que se extendía a ACS, por atentar contra el derecho al honor, en los juzgados de Bilbao.

En abril de 2022, Galán logró una victoria moral en su guerra, porque ACS fue condenada por dañar la reputación de Iberdrola, en concreto, por competencia desleal, y a pagar las costas procesales. Ahora, meses después de que el propio Galán y la filial Iberdrola Renovables Energía fueran desimputados del ‘caso Villarejo’, y cuando hay algo de luz de cara a la compra de PNM (EEUU se abre a revisar el veto, según El Economista), el salmantino vuelve a la carga contra ¡Oh capitán, mi capitán!… resucitando el ‘caso Villarejo’. Y es que Galán ha presentado una demanda civil contra Pérez en el Juzgado de Primera Instancia número 14 de Madrid, a la que ha accedido El Mundo, y donde le exige 72,82 millones porque su conducta “está causando graves daños reputacionales, patrimoniales y morales y constituye un abuso de Derecho que, además, exporta a los mercados, incidiendo particularmente en aquellos en los que Iberdrola compite con ACS”. Ahora, habrá que esperar a ver si ¡Oh capitán, mi capitán! responde al ataque, aunque no lo hizo cuando se conocieron las demandas anteriores, al menos, por la vía judicial. De todas formas, esta enemistad tan duradera no parece que tenga arreglo.