El okupa le ha hecho llegar a un vecino de la zona, conocido de los propietarios, un documento con forma de formulario
En Hispanidad se lo hemos contado, el mundo de la okupación es un negocio, más allá del lucro personal de vivir sin coste de vivienda: casos como el del okupa rentista, que okupó un piso y alquiló otros 26 que estaban libres en la comunidad. O el de quien alquilaba el piso okupado por habitaciones para la Feria de Sevilla, vivienda propiedad de una persona enferma de parkinson, o el okupa de Móstoles que alquila por 1.800 euros las habitaciones a estudiantes. Además, se crean negocios en paralelo: sino que se lo digan al cerrajero okupa, que tiene toda una empresa montada en la que abre pisos vacíos, cambia las cerraduras y vende las llaves por 1.500 euros, en TikTok.
Los okupas rentistas se están sofisticando, lo hemos visto con el okupa que intentó entrar en la vivienda con el cerrajero haciéndose pasar por el nuevo propietario. Cuando apareció la Policía, el okupa llamó a su abogado.
Y con el nuevo caso que llega desde A Coruña conocemos otra deriva del negocio. El okupa chantajista, pero profesional, que ha okupado una casa y le ha hecho llegar a un vecino de la zona, conocido de los propietarios, un documento con forma de formulario, para que introduzcan sus datos y les pide entre 3.000 y 4.000 euros para abandonar la vivienda y "llegar a un acuerdo". Es más, el okupa supuestamente habría exigido que le devolvieran el documento firmado, para reflejar el compromiso por parte del dueño.
Los propietarios son una familia que reside en A Coruña, pero tienen una casa de verano en Cambre, una localidad cercana, en la propia provincia de A Coruña. La casa la usan los fines de semana y en vacaciones.
"Se trata de un inmueble cuidado, perfectamente preparado para instalarse. Su propietario de hecho había estado acudiendo los últimos días para tenerlo listo", cuenta Raúl Pérez, el abogado de esta familia. Es más, la nevera estaba llena, porque la intención de la familia era celebrar en los próximos días el cumpleaños de su nieto con la familia.
Pero la sorpresa llegó cuando fue a la casa y se encontró en la entrada una cadena con un candado, llamó a la Guardia Civil, que levantó el acta, pero el okupa no estaba dispuesto a abandonar el inmueble.
Los propietarios no han cedido al chantaje y han decidido ir por la vía judicial, se espera que esta semana tengan el primer juicio y consigan desalojar al okupa, aunque ya sabemos los plazos que se manejan en España para lograr echarles.