Esto empieza a resultar divertido. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien, como es sabido, sólo se guía por evidencias científicas, ha soltado eso de que como la viruela del mono es un virus no puede ser una enfermedad de transmisión sexual (¡!). Estamos en buenas manos. 

Y todo esto revela que prosigue el prejuicio ideológico sobre la ciencia. Ejemplo, la CNN en español, nada sospechosa de conservadora, es más, emblema del periodismo progresista, asegura que en Canadá han descubierto 16 casos de viruela del mono en hombres homosexuales. Naturalmente, se trata de una pura coincidencia, que es el concepto que complementa a lo de la evidencia científica. 

Más ejemplos: nos cuenta el ABC que el brote de viruela del mono surgido en Madrid afecta a una comunidad gay, y alude a las fiestuquis de droga y sexo. Naturalmente, el diario monárquico aclara que esto no tiene nada que ver con la homosexualidad. 

Pero ya entrados en harina, me pregunto y les pregunto: ¿Cuánto hace que no oyen ustedes hablar de la relación entre homosexualidad y sida? Porque cuando surgió el sida, cuando no teníamos encima, como espada de Damocles, los delitos de odio, cuando gozábamos de mayor libertad, todos los médicos lo decían, con las matizaciones que fueran menester.

Recuerden aquello de que Dios perdona siempre, el hombre algunas veces, la naturaleza nunca. 

Y mientras, los agoreros ONU, encabezados por el director general de la OMS, don Tedros Adhanom, hablan de nuevas enfermedades, patógenos de colorines convertidos en estrellas de video, con un objetivo común: acongojar al personal. Ya sabes: si no has muerto de Covid, morirás de hepatitis, Si no, de 'monkey pox', sino de un patógeno que seguramente detectaremos la semana que viene.

En cualquier caso, la cosa está fatal. Si no lo creen, lean a la alegre Margarita.