La Asociación Médica Estadounidense (AMA) ha publicado un informe en el que pide eliminar el sexo como designación legal en la parte pública de los certificados de nacimiento. Exigirlo, aseguran, puede dar lugar a discriminación y a una carga innecesaria para las personas cuya identidad de género actual no coincide con su designación al nacer, concretamente cuando se inscriben en la escuela, en competiciones deportivas, cuando adoptan, se casan o solicitan registros personales, recoge Infocatólica de Webmd

El doctor Willie Underwood, autor del informe, explicó: «Asignar el sexo utilizando variables binarias en la parte pública del certificado de nacimiento no reconoce el espectro médico de la identidad de género», y puede utilizarse para discriminar.

En definitiva, que habrá que esperar a que el bebé, la bebé o lo bebé decida su propio sexo… Aunque no sabemos cuánto tiempo habrá que esperar. Y mientras tanto, sus padres estarán en un ‘ay’ pues no sabrán cómo llamarlo, qué ropa comprarle, a qué colegio llevarlo o con qué nombre inscribirlo en el registro civil. Es todo muy práctico, la verdad. 

Como explica Infocatólica, la principal asociación de médicos de Estados Unidos se ha puesto al servicio de la ideología de género, que ignora por completo la ciencia médica, la biología, la ley natural y el sentido común…

Y todo esto recuerda mucho a las exigencias del ‘transeconómico’, esos ricos atrapados en un cuerpo de pobres que exigen a la Administración ser tratados como un rico… 

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Recordemos: la ideología de género, promovida por diversos países y organismos internacionales en la legislación y en la educación de niños y jóvenes, es una corriente que considera que el sexo no es una realidad biológica sino una construcción sociocultural. Es decir, que cada uno puede elegir su sexo con independencia de su biología. Es una de las obsesiones del Nuevo Orden Mundial y busca implantarla en todo el mundo.

Todo lo cual atenta contra la ley natural, pues todo el mundo sabe con la sola razón que se nace hombre o mujer y nadie nos pidió permiso para ello, como tampoco para nacer.