Telefónica Servicios Audiovisuales (TSA) se convierte en el único competidor frente a Polanco y Mediapro en producción audiovisual en España. El duopolio Sogecable y Mediapro detentan el control de la ficción y el ocio en España, con el agravante de que controlan producción y emisión. Ambos intentan que Alierta les venda TSA, como también lo pretende Javier Tallada desde Telson. Al final, Telefónica tendrá que decidir si desarrolla Imagenio y TSA o los deja morir.

Es el fatalismo del ente RTVE. Hartos de que no se reconozcan su valía, los mejores cogen el petate y se van. Y con la indolencia propia del funcionariado, RTVE les deja irse. Es lo que ocurrió con Gabriel Barrasa, actual presidente de Telefónica Servicios Audiovisuales (TSA) y que en su día fuera la mano derecha de Pilar Miró en la casa. Por decir algo, Barrasa ha sido el organizador de Retevisión, primer presidente de Hispasat, puso en marcha Telemadrid etc Ahora, desde TSA se ha llevado el contrato para renovar toda la informática de los Servicios Informativos de TVE, de la misma forma que se ha llevado la puesta en marcha de la televisión de Asturias, la de Aragón y, si no llega a ser por el cacao montado por Saénz de Buruaga en Murcia, también se lleva las de esta comunidad autónoma. A pesar de todo no se crean que en Telefónica le hacen mucho caso. El problema aquí es la política. Ahora mismo TSA es la única alternativa al duopolio archisocialista- que controla la producción audiovisual en España. Cuando hablamos de producción estamos hablando de todo un paquete de productos: elaboración de programas, tanto de información como de ficción, sistemas de transmisión técnica, control de la compra de derechos de retransmisión, tanto de acontecimientos deportivos como de series televisivas, documentales, etc Todo ello se lo reparten Sogecable y Mediapro, es decir, Jesús Polanco y Jaume Roures, el filosocialista madrileño y el filosocialista catalán. Con un agravante, este duopolio de la información y ficción televisiva tiene también puestas sus patas en la emisión: Polanco controla la cadena Cuatro (además del monopolio de la tv de pago, Digital Plus) y Jaume Roures controla la Sexta, aunque aquí tiene que repartir poder con el asesor político de Zapatero, José Miguel Contreras.

Nótese, por tanto, que el duopolio español en materia audiovisual tiene una característica especialmente perversa: los duopolistas los son en producción pero tienen intereses asímismo en emisión, a través de la Cuatro y la Sexta.

Los estadounidenses que fueron los pioneros en materia audiovisual, implantaron en la primera década de la industria audiovisual las dos reglas de libre competencia, la geográfica y la sectorial. En pocas palabras, hasta que la industria se consolidó en EEUU, quien tenía canales nacionales no podía tener locales (federales y estatales, si lo prefieren) y quien producía no podía emitir (o quien emitía no podía producir). Dos normas que se han violado en España para mayor privilegio de Jesús Polanco.

Por decirlo de otra manera, en materia de producción, al duopolio Sogecable- Mediapro sólo puede oponérsele Telefónica Servicios Audiovisuales apoyada, si así lo permitiera Alierta, en otras dos filiales de la operadora: La Unidad Central de Contenidos, de Telefónica de España, que dirige Luis Velo (y que se dedica a eso : comprar contenidos) e Imagenio, la televisión por ADSL que Telefónica se niega a desarrollar por presiones de su socio, Jesús Polanco, que como buen empresario progresista es todo un amante del monopolio -eso sí- del monopolio de centroizquierda. Por tanto, tanto Telefónica como Mediapro con el Gobierno Zapatero como inductor presionan a Alierta en una triple dirección: no desarrollar Imagenio porque rompería el monopolio de Digital Plus, que Telefónica no entre en el mercado de derechos, la clave para hacer cualquier tipo de programación y, por último, que se deshaga de Telefónica Servicios Audiovisuales o, al menos, que minimice su negocio. A pesar de ello ya hemos visto que el amigo Barrasa está consiguiendo mucho con poco. Lo mismo le ocurre a Luis Velo, en la Unidad de Contenidos, dependiente de Julio Linares, y lo mismo le ocurre al departamento de Marketing de Imagenio que podría hacer crecer el negocio al ritmo de dos dígitos, incluso de tres, si le dieran luz verde.

En ese río revuelto, aunque controlado, otros peces menores intentan hacerse un hueco. Es el caso de Telson, controlada por Javier Tallada, que una y otra vez intenta comprar TSA. Y no sería extraño que Alierta quisiera venderlo. El único problema es el de siempre con Tallada : que más que comprar quiere que se lo regalen.

Y la conclusión última es la más peligrosa de todas. Actualmente el medio más influyente entre la mayoría de los españoles es la televisión, no sólo en materia de información sino, lo que es más importante, en materia de ficción. Por ejemplo, a la hora emitir series también las grandes cadenas líderes como Antena 3 y Telecinco se ven obligadas a acudir al duopolio de contenidos. Es decir, a Polanco y Roures que pertenecen al mismo tronco ideológico progresista: el pensamiento único de ahora mismo.

No más allá de septiembre el presidente de Telefónica, César Alierta, deberá decidir si potencia las tres unidades de Telefónica que pueden romper el duopolio de Polanco y Roures (TSA, Imagenio y Unidad Central de contenidos) o si cede a las presiones de Sogecable y Mediapro presiones avaladísimas por el Gobierno Zapatero, como ha podido verse en la pugna por los derechos del Mundial 2006-. Sin duda es la decisión más importante que haya tomado Alierta en sus más de seis años al frente de Telefónica. También puede evitar cualquier decisión y permitir que esas tres unidades prosigan su vida como hasta ahora: de forma arrastrada y lánguida. Esta alternativa es la que más le gusta a don Jesús.