El 6 de febrero de 2023 dos devastadores terremotos (de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Richter) dejaron casi 60.000 muertos y más de 120.000 heridos en Turquía y Siria. Ha pasado un año de la que se ha considerado como la catástrofe más letal en dicha región en casi un siglo y ambos países aún necesitan ayuda, porque 800.000 personas siguen viviendo en asentamientos temporales y todavía quedan por reconstruir numerosos edificios (viviendas, hospitales, colegios, iglesias, supermercados,…) e infraestructuras dañadas y/o derrumbadas.

Cáritas, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Acción contra el Hambre, Cruz Roja, Media Luna Roja y Médicos del Mundo son algunas de las organizaciones sin ánimo de lucro que continúan prestando su ayuda. En un primer momento, la atención se puso en las arduas labores de rescate en las que colaboraron militares, bomberos y ONGs de varios países, llegando a producirse ‘milagros’ como el de encontrar a supervivientes 13 días después. Acto seguido hubo que hacer frente a más aspectos, como: el riesgo de epidemias; la necesidad de ayuda humanitaria y la entrega de comida, medicinas, agua potable, ropa de abrigo, kits de higiene, tiendas de campaña y otros materiales y aprovisionamientos para refugios; los trabajos de desescombro y limpieza de las zonas devastadas. Más adelante, con el paso de los meses, también se ha dedicado atención a mejorar las condiciones de vida de las familias desplazadas y a garantizar que los alojamientos provisionales tuvieran el equipamiento necesario (ventiladores, frigoríficos, estufas de leña o calefactores eléctricos, entre otros elementos).

La población siria que se vio afectada por los devastadores terremotos aún continúa afrontando condiciones difíciles por el conflicto que vive su país desde hace casi 13 años

Terremotos en Turquía y Siria

 

Todo ello sin olvidar que la población siria que se vio afectada por los devastadores terremotos aún continúa afrontando condiciones difíciles por el conflicto que vive su país desde hace casi 13 años (en concreto, desde el 15 de marzo de 2011). Una guerra que hasta ahora ha provocado: más de 600.000 muertos, unos 111.000 desaparecidos, casi 7 millones de desplazados internos, 12,3 millones de personas se han visto obligadas a huir del país, y una destrucción incalculable de viviendas e infraestructuras. Además, hay más de 15 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria, cuya entrega se ve afectada por las restricciones que hay en las áreas controladas por el gobierno de Damasco que lidera el presidente, Bashar al Asad.

En Turquía, por si no fuera bastante, tras los devastadores seísmos, se sucedieron fuertes lluvias e inundaciones en meses posteriores (marzo, septiembre y noviembre) que añadieron dificultades en la reconstrucción y agravaron aún más la situación de las personas desplazadas. Hasta ahora, sólo se han construido la mitad de las viviendas prometidas y hay 46.000 listas para ser entregadas, mientras cerca de 700.000 personas continúan viviendo en campamentos de contenedores que gestiona el gobierno turco.

En Turquía, tras los devastadores seísmos, se sucedieron fuertes lluvias e inundaciones en meses posteriores que añadieron dificultades en la reconstrucción y agravaron aún más la situación de las personas desplazadas

 

 

Cáritas continúa ayudando tras los terremotos de Turquía y Siria

 

Las organizaciones locales de Cáritas en Turquía (especialmente las de Anatolia, Estambul e Izmir), junto al apoyo de su red mundial, siguen prestando ayudando a la población un año después. En un primer momento, se centraron en distribuir ayuda alimentaria y kits de higiene, y en proveer de refugio a los afectados. Más adelante, les ofreció el equipamiento necesario para que los refugios se parecieran lo más posible a unos hogares. Hasta el pasado diciembre, Cáritas Turquía había repartido miles de comidas, paquetes de alimentos, artículos de higiene, paquetes de leña y ventiladores, así como cientos de aparatos de calefacción, repartos de material escolar y subsidios para el alquiler. También había comprado 73 contenedores prefabricados para los damnificados. “Es importante que no caiga el silencio respecto a esta tragedia y las consecuencias que aún sufre la población, por desgracia, aún no hemos salido de la emergencia”, ha señalado el presidente de Cáritas Turquía y Vicario Apostólico de Anatolia, Monseñor Paolo Bizzeti. “El número de desplazados es elevado y la reconstrucción requerirá tiempo y la ayuda de todos”, ha añadido.

Desde Cáritas Siria también se ha contribuido desde el primer momento de la emergencia, una tarea que ha sido complementaria a la que realizan desde el estallido de la guerra en marzo de 2011. La organización de la Iglesia católica se dedicó a repartir ayuda a través de 71 centros en las zonas más afectadas por los seísmos, incluyendo las ciudades de Alepo y Latakia. Se ofrecieron miles de paquetes de alimentos, kits de higiene, paquetes con cajas de agua potable y 10.133 mantas, así como centenares de colchones. Asimismo, en Alepo, Hama y algunos centros del litoral sirio, se trabaja en la rehabilitación y reconstrucción de 20 escuelas y 330 refugios; se ofrece asistencia médica (incluyendo operaciones quirúrgicas); y se han dado vales mensuales para pagar el alquiler o comprar alimentos y artículos de primera necesidad de 4.248 familias.

“Es importante que no caiga el silencio respecto a esta tragedia y las consecuencias que aún sufre la población, por desgracia, aún no hemos salido de la emergencia”, señala el presidente de Cáritas Turquía y Vicario Apostólico de Anatolia, Monseñor Paolo Bizzeti

Desplazados tras los terremotos de Turquía y Siria

 

“Nuestro personal y voluntarios sirven y acompañan a las numerosas familias afectadas por el terremoto y las graves consecuencias que éste y 13 años de guerra han tenido y siguen teniendo para el pueblo sirio”, ha destacado Riad Sargi, director ejecutivo de Cáritas Siria. “A pesar de la grave situación humanitaria y económica, debida principalmente a las sanciones y a la depreciación de la moneda local, seguimos adelante con nuestra misión, gracias al continuo apoyo de la confederación Cáritas”, ha añadido. Además, a las dificultades de 13 años de guerra y las consecuencias de los fuertes terremotos de hace un año, ahora se suman cuatro meses de la guerra entre Gaza e Israel que amenaza con convertirse en un conflicto regional de mayor escala y con repercusiones mundiales como se está viendo en la crisis del mar Rojo. “Un año después, desgraciadamente, ya no se habla de la situación en las zonas afectadas por el seísmo. Se pasan por alto y se subestiman las consecuencias a largo plazo que el conflicto de Gaza puede tener en toda la región de Oriente Próximo, incluida Siria. Estamos orgullosos y agradecidos por el increíble trabajo realizado por Cáritas Siria y Cáritas Turquía”, ha subrayado Alistair Dutton, secretario general de Cáritas Internationalis.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja continúa prestando ayuda, asistencia y acompañamiento a los damnificados por los terremotos de hace un año. Cuando se produjeron, el gobierno turco emitió una alerta nivel 4 y solicitó asistencia internacional, ante lo que Cruz Roja Española y la Media Luna Roja reaccionaron al instante con asistencia médica, suministros de emergencia, refugio y apoyo logístico, y además, a través de dos llamamientos de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) pudieron aportar 1,2 millones de euros en Turquía y 2 millones en Siria para cubrir las necesidades básicas. A la atención del primer momento y la asistencia sanitaria, se ha sumado la contribución a largo plazo y por ejemplo, Cruz Roja Española ha atendido a 43.097 personas por servicios de atención primaria y a 136.874 por los servicios de apoyo psicosocial y de salud mental, y proporcionó dinero en efectivo a 452.496 para cubrir sus necesidades. “Calificada como la ‘catástrofe del siglo’, esta situación ha dado lugar a un espíritu de ayuda sin precedentes por parte de la comunidad y las organizaciones internacionales”, ha referido Ibrahim Ozer, director general de Gestión de Desastres y Cambio Climático de la Media Luna Roja Turca. 

“Calificada como la ‘catástrofe del siglo’, esta situación ha dado lugar a un espíritu de ayuda sin precedentes por parte de la comunidad y las organizaciones internacionales”, refiere Ibrahim Ozer, director general de Gestión de Desastres y Cambio Climático de la Media Luna Roja Turca

Media Luna Roja y Cruz Roja ayudan tras los terremotos de Turquía y Siria

 

Senanur Göğebakan vivió el terremoto en sus propias carnes y cuenta que tuvo “la suerte de que nuestra casa no se derrumbara y no perdí a ningún familiar cercano”, y la catástrofe le hizo actuar: “Sentí la fuerza en mí. Empecé a trabajar como voluntaria en la Media Luna Roja Turca para ayudar en la distribución de alimentos, y sigo siéndolo hoy, un año después. Apoyo a la Media Luna Roja Turca enseñando educación física a los niños afectados”. En Siria, Cruz Roja Española se dedicó a varias prioridades: la salud, realizando más de 2 millones de servicios médicos; el agua y el saneamiento, instalando tanques y bombas de agua, y distribuyendo kits de higiene; respaldo a los medios de vida, por ejemplo con apoyo a los pequeños empresarios. “Aunque ha pasado tiempo desde el terremoto, no creo que la gente se haya recuperado de las consecuencias. No pueden superar esas circunstancias, buscando una casa o buscando qué comer”, ha relatado Tawfik Youssef, de 21 años, y paramédico voluntario del SARC (Syrian Arab Red Crescent, que es la Media Luna Roja Árabe Siria) en Latakia. “No nos queda nada, nada para vivir. Sentimos pena y dolor. Hemos pasado por muchas cosas. Muchas tragedias. Siria ha sufrido mucho”, relata Sahar Mouse, una olivicultora de Latakia cuya casa quedo destruida tras los terremotos.

Por su parte, Media Luna Roja ha contribuido con 1.500 pequeños y medianos empresarios, y agricultores en Turquía y ha realizado labores de ayuda humanitaria en Siria, donde la tarea es aún más compleja por la larga guerra. Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los terremotos afectaron a 15,73 millones de personas en ambos países y entre las necesidades críticas siguen estando el tema de dar refugio y alojamiento: en Turquía “3,6 millones de personas se quedaron sin casa”, cuenta Selin Unal, responsable de comunicación de ACNUR en dicho país; y en Siria casi 50.000 edificios quedaron completamente destruidos y más de 265.000 personas necesitaban una vivienda adecuada de forma urgente el pasado agosto. “Los contenedores forman pequeñas ciudades con mercados básicos, algunos lugares para niños y centros de enseñanza provisionales”, detalla Gözde Kazaz, de la organización de ayuda humanitaria turca Support to Life. Claro que también añade que “la escasa calidad de los contenedores hace aún más duro pasar el invierno. Tienen solo una habitación, sin cocina, sin cuarto de baño. Tienen que cocinar fuera, también en invierno, y además tienen que salir para ir al cuarto de baño”.

“Las comunidades han demostrado una notable capacidad de resiliencia frente a la catástrofe, pero la gente sigue enfrentándose a circunstancias extremadamente difíciles”, afirma Hakan Bilgin, presidente de Médicos del Mundo en Turquía

 

 

Campamentos de desplazados tras los terremotos de Turquía y Siria

 

“Las comunidades han demostrado una notable capacidad de resiliencia frente a la catástrofe, pero la gente sigue enfrentándose a circunstancias extremadamente difíciles”, afirma Hakan Bilgin, presidente de Médicos del Mundo en Turquía. Entre ellas, está el reto de cubrir necesidades diarias, como los gastos de alimentación, agua potable y saneamiento, vivienda y sanidad, por lo que “una vida ‘normal’ sigue siendo difícil” un año después de los seísmos. Asimismo, las dificultades económicas han llevado a muchas familias a acumular deudas mientras se esfuerzan por recuperar y reconstruir sus fuentes de ingresos; y el hacinamiento y las malas condiciones de vida en tiendas de campaña y refugios están llevando a que aumente la violencia; y es probable que crezcan los casos de abuso, acoso, trabajo infantil y matrimonio infantil forzado. “Aunque la fase de rescate de la respuesta a la catástrofe haya terminado, la situación de emergencia aún persiste”, destaca Mustafa El Othman, coordinador de programas de Médicos del Mundo en Turquía. Los equipos sanitarios de esta ONG atendieron casi 32.200 consultas sanitarias en los primeros días tras los seísmos, han contribuido al tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes y de enfermedades transmisibles como la sarna y los piojos; y han ofrecido atención prenatal y posnatal, así como apoyo psicosocial a hombres, mujeres y niños. En total, ofrecen más de 425.321 servicios sanitarios a más de 200.000 personas a través de unidades médicas móviles, clínicas de atención primaria y centros comunitarios a los damnificados por los seísmos en ambos países.

Desde la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) se esforzaron más en seguir colaborando con Siria, donde ya estaban presentes y trabajan desde hace más de 25 años, incluso en situación de guerra, sosteniendo a los cristianos necesitados. Su petición más urgente fue para ayuda de emergencia (comida, leche para niños, agua, medicinas, mantas, sacos de dormir y ropa de abrigo), alquiler de alojamientos temporales y reparación casas que tenían daños estructurales para que las familias pudieran volver cuanto antes. Un año después, Xavier Stephen Bisits, responsable de Proyectos para Siria de ACN, recuerda que “el 6 de febrero de 2023 marcó un punto de inflexión en la vida de las familias del norte de Siria: nunca olvidaré esas escenas posteriores al terremoto”.

Por su parte, Acción contra el Hambre destaca que un año después de los seísmos, hay 800.000 personas viviendo en asentamientos temporales que necesitan agua potable, saneamiento, nutrición y atención sanitaria y psicosocial; y que más de 100.000 mujeres han dado a luz y están criando a sus hijos en medio de la incertidumbre y la falta de condiciones básicas. Esta ONG ha dado apoyo humanitario a más de 400.000 personas en ambos países. “Durante el último año nuestros equipos, con el apoyo de sus socios, han realizado un trabajo intenso por apoyar a las víctimas de los catastróficos terremotos, pero la recuperación todavía no ha terminado. Continuamos trabajando en la rehabilitación de sistemas de saneamiento y agua, damos apoyo y orientación nutricional, además del apoyo a las familias más vulnerables para la compra de alimentos nutritivos, así como materiales de refugio e higiene y ofreciendo atención psicosocial”, explica Daniel Martín Santos, director de Acción contra el Hambre para la operación en Turquía.

“Ha pasado un año, pero el tiempo se detuvo para nosotros. Este dolor no se va”, cuenta a AFP Mesut Hancer, cuya fotografía con la mirada perdida y agarrando la mano de su hija muerta (Irmak) bajo los escombros dio la vuelta al mundo

 

 

Syrian Red Crescent terremoto Turquía y Siria 2023

 

Han pasado 365 días de los devastadores seísmos que se vivieron en el sur de Turquía y el norte de Siria, pero aún queda mucho por hacer para la recuperación y la vuelta a la normalidad entre los damnificaciones, y lamentablemente hay consecuencias que durarán toda la vida. “Ha pasado un año, pero el tiempo se detuvo para nosotros. Este dolor no se va”, cuenta a AFP Mesut Hancer, cuya fotografía con la mirada perdida y agarrando la mano de su hija muerta (Irmak) bajo los escombros dio la vuelta al mundo. “También perdí a mi madre, mis hermanos y mis sobrinos en el sismo, pero no hay nada comparable con enterrar a un hijo. Es un dolor indescriptible”, añade. Su mujer, Gulseren Hancer, apunta que “no hay un instante en el que no pensemos en ella” y que “el cementerio donde descansa es ahora mi segunda casa”.

Historias como las de la familia Hancer abundan en Turquía y Siria, y aún necesitan la ayuda de las organizaciones citadas y de otras muchas, para poder recuperarse y salir adelante tras la denominada ‘catástrofe del siglo’.