El siglo XXI es el siglo donde Satán ya no se esconde. El satanismo, aprovechando que todo lo católico se tilda como ultra, ha abandonado sus escondites para mostrarse como lo normal y hasta moral, lo democrático y lo progresista. Satán vuelve mostrarse como señor de la luz, honrado por gente de lo más respetable, por ejemplo, por congresistas del Capitolio de Iowa. 

Y ahora que llegan las celebraciones navideñas, el Templo Satánico de Iowa, habilitado por los legiladores demócratas, levantaron un altar a Baphomet en la entrada del edificio legislativo, es decir, a Satán. Acompañado de una capa roja y un espejo, completada con una “corona navideña” negra y roja, y un enorme pentagrama en el centro.

Ante esta situación los republicanos, que controlan la Cámara y la gobernación intentaron retirarlo, pero los demócratas presentaron una cautelar para impedir que lo desmantelen. Los colegas de Biden se escudaban en las leyes de libertad de religión que defiende la Constitución de los Estados Unidos. 

Incluso la gobernadora republicana Kim Reynolds, aseguró que le parecía “deplorable” pero que no podía hacer nada, sólo animar "a todos los creyentes a que se unan a mí hoy para orar ante el Capitolio y reconocer el belén que se exhibirá: el verdadero motivo de la temporada”. 

Pero este jueves se 'acabó' el satanismo representado en el Capitolio, y no fue gracia a los políticos, sino a un veterano de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, Michael Cassidy, cristiano que entró en el Capitolio y destruyó la estatua.

Cassidy aseguró que destruyó el altar para “despertar a los cristianos sobre los actos anticristianos promovidos por nuestro gobierno” y afirmó que “el mundo puede decir a los cristianos que acepten sumisamente la legitimación de Satanás, pero ninguno de los Padres Fundadores habría considerado que la sanción gubernamental de altares satánicos dentro de los edificios del Capitolio estuviera protegida por la Primera Enmienda“.

“Los valores anticristianos se han ido incorporando cada vez más en las últimas décadas, y los cristianos han actuado en gran medida como la proverbial rana en la olla de agua hirviendo“.

Cassidy se entregó a la policía pero, por el momento, no ha sido arrestado, pero el Templo Satánico de Iowa confirmó que presentará cargos por “conducta criminal en cuarto grado” y pidieron resarcimiento económico.

“Vi esta estatua blasfema y me indigné“, dijo Cassidy. “Mi conciencia está cautiva de la palabra de Dios, no de un decreto burocrático. Y así actué”.