Chile celebró ayer el referéndum sobre el nuevo texto constitucional. Pues bien: un aplastante 61,92% de los chilenos dijo ‘no’ a la nueva carta magna, frente al 38% que sí lo quería, entre ellos, el ultra-izquierdista presidente Gabriel Boric.

Además, la participación fue histórica, alcanzando un 80%, que se tradujo en más de 12 millones de votantes, recoge Infobae.

Con este contundente rechazo, seguirá vigente la actual Ley Fundamental, aunque el presidente chileno ya anunció que convocará un nuevo proceso constituyente y que se cumplirá con el mandato del plebiscito de octubre de 2020, en el que casi el 80% de los chilenos pidió un cambio constitucional. “Me comprometo a poner todo de mi parte para construir en conjunto con el Congreso y la sociedad civil un nuevo itinerario constituyente”, afirmó el mandatario. “Ha hablado el pueblo de Chile y lo ha hecho de forma fuerte, clara. Los chilenos y chilenas han exigido una nueva oportunidad para encontrarnos y debemos estar a la altura en este llamado”, subrayó.

La participación fue histórica, alcanzando un 80%, que se tradujo en más de 12 millones de votantes

Hispanidad ha venido informando de que el borrador de la nueva Constitución de Chile estaba basado en cinco grandes pilares: ideología de género, feminismo, indigenismo, comunismo y ambientalismo.

O sea, los pilares del Nuevo Orden Mundial y la Agenda 2030.  

Por ejemplo, la propuesta de nueva Constitución definía a Chile como "un Estado intercultural y ecológico, una república solidaria de democracia inclusiva y paritaria y con una relación indisoluble con la naturaleza”.

Establecía en su artículo 40 que "Toda persona tiene derecho a recibir una educación sexual integral, que promueva el disfrute pleno y libre de la sexualidad; la responsabilidad sexoafectiva; la autonomía, el autocuidado y el consentimiento; el reconocimiento de las diversas identidades y expresiones del género y la sexualidad; que erradique los estereotipos de género, y que prevenga la violencia de género y sexual”.

Es decir, ideología de género en vena.

Además, el artículo 61 declaraba: "Toda persona es titular de derechos sexuales y reproductivos. Estos comprenden, entre otros, el derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre el propio cuerpo, sobre el ejercicio de la sexualidad, la reproducción, el placer y la anticoncepción”. "El Estado garantiza su ejercicio sin discriminación, con enfoque de género, inclusión y pertinencia cultural; así como el acceso a la información, educación, salud, y a los servicios y prestaciones requeridos para ello, asegurando a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar las condiciones para un embarazo, una interrupción voluntaria del embarazo, un parto y una maternidad voluntarios y protegidos. Asimismo, garantiza su ejercicio libre de violencias y de interferencias por parte de terceros, ya sean individuos o instituciones".

O sea, aborto sin restricciones.

No es de extrañar, por tanto que los obispos chilenos denunciasen los contenidos del nuevo texto. Por ejemplo, advirtiendo que el proyecto de nueva Constitución reconociese “el derecho al aborto, asume una orientación cuestionable de la educación sexual donde los padres participan de una forma muy insuficiente, y promueve una teoría radical de género”. Asimismo, sobre el valor de la vida, precisaron que la propuesta pone al aborto en un nivel normativo alto, como el constitucional, y como un derecho sin interferencia de terceros, “con lo cual no solo excluye la participación del padre en esta decisión, sino también el ejercicio de la objeción de conciencia personal e institucional”.

“Llama la atención que la propuesta constitucional reconozca derechos a la naturaleza y exprese preocupación por los animales como seres sintientes, pero no reconozca ninguna dignidad ni ningún derecho a un ser humano en el vientre materno”, reclaman los obispos.

Llama la atención que la propuesta constitucional reconozca derechos a la naturaleza y exprese preocupación por los animales como seres sintientes, pero no reconozca ninguna dignidad ni ningún derecho a un ser humano en el vientre materno

Y denunciaron que “el sistema establecido para dar reconocimiento jurídico a las confesiones, deja en manos de órganos administrativos su existencia o supresión, lo cual puede poner en peligro el pleno ejercicio de la libertad religiosa”. Además, los obispos chilenos denunciaban que el nuevo texto asegura a toda persona una “muerte digna”, definiéndola como un derecho ambiguo, “porque pretende solucionar un problema acabando deliberadamente con una vida humana”. O sea, hablaron en contra de la eutanasia que aprobaba el nuevo texto constitucional.

Recordemos que la ideología de género -una de cuyas derivadas es el matrimonio homosexual- , el aborto y la eutanasia son las obsesiones del Nuevo Orden Mundial y busca implantarlos en todo el mundo.

Y tanto la ideología de género como el aborto atentan contra la ley natural, pues todo el mundo sabe con la sola razón que se nace hombre o mujer y nadie nos pidió permiso para ello, como tampoco para nacer. Todo el mundo también sabe con la sola razón que la perpetuación de la especie humana proviene de la complementariedad entre hombre y mujer, lo cual debe ser protegido por el Estado en beneficio del bien común. Y el aborto atenta contra la ley natural porque todo el mundo puede saber con su sola razón que matar a un niño en el vientre de su madre es un asesinato. Y la ley natural pide que ese niño siga viviendo.

Lo mismo que las personas enfermas o mayores --eutanasia y suicidio asistido--. La eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso responde a la ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.