El obispo chileno de Iquique, Mons. Isauro Covili Linfati
En Chile, el pasado domingo 4 de septiembre los chilenos rechazaron con un contundente 62% el nuevo texto constitucional elaborado por una convención que parecía que respondía a los dictados del Nuevo Orden Mundial.
Pues bien: un obispo chileno, el de Iquique, Mons. Isauro Covili Linfati, aseguró que la democracia “ha ganado”. “La democracia, como acto de libertad responsable, ha ganado”, dijo el Prelado, en un comunicado difundido el 4 de septiembre.
El Prelado criticó que en la elaboración del texto, “que debiera concitar la unidad de nuestra nación”, no se acogió ni escuchó “a instituciones importantes”, como la Iglesia Católica y sus obispos. Asimismo, lamentó que en la creación del texto de la nueva Constitución “una minoría pretendía imponer su visión y su querer”.
“Es un texto que, aun teniendo temáticas muy buenas, estaba destinado a no ser aceptado por la mayoría, especialmente por haber introducido el aborto libre y la eutanasia entre otros temas”, expresó.
El Prelado pidió que desde la fe en Jesucristo y “movidos por el bien, la verdad, la justicia”, los chilenos sean capaces de desterrar “los fundamentalismos, la polarización, la violencia, la intolerancia y la cerrazón ideológica vivida los últimos meses que ha hecho mal al alma de Chile”.
Juan Ignacio González Errázuriz advertía a los fieles de los "temas esenciales" de la Constitución "que son directamente contrarios a la enseñanza cristiana"
Pocos días antes del plebiscito, el 29 de agosto, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz, escribió su carta 'En momentos decisivos para Chile', en la que advertía a los fieles de los "temas esenciales" de la Constitución "que son directamente contrarios a la enseñanza cristiana", recoge Religión en Libertad.
Entre ellos, citó la introducción del aborto o interrupción del embarazo (art 61.2), la muerte digna (art.68), que implicará aprobar la eutanasia, el ataque a derechos esenciales de los padres como el que tienen en a la educación de los hijos o la imposición de una concepción acerca de la sexualidad contraria a la enseñanza de la fe cristiana (art. 40). También denunció que el proyecto constitucional no consideraba el derecho a la objeción de conciencia -especialmente en el caso del aborto- y que introducía una visión errada y única del hombre y la mujer, fundada en la ideología de género, que es anticristiana.
Acto seguido, Errázuriz subrayó que "el aborto y la eutanasia son siempre un atentado grave contra el quinto mandamiento de la ley de Dios" y que "un cristiano no puede nunca darle su apoyo. Hacerlo constituye una grave ofensa al Creador y un pecado gravísimo".
Errázuriz subrayó que "el aborto y la eutanasia son siempre un atentado grave contra el quinto mandamiento de la ley de Dios" y que "un cristiano no puede nunca darle su apoyo
Similares declaraciones emitió el obispo de la diócesis de Villarica, Francisco Javier Stegmeier, cuando días antes del plebiscito expresó que "oponerse a la legalización del aborto y a una Constitución que lo favorece no es por una razón de partidismo" sino, "simplemente, una razón de humanidad", recoge Religión en Libertad.
"El hijo por nacer es inocente de toda culpa, es la más indefensa de las personas. Una Constitución no puede avalar el crimen abominable del aborto", sentenció.
El 29 de agosto también se pronunció el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena, recordando que "la fe en Dios y el reconocimiento de un Padre común es un patrimonio de nuestro país que siempre ha sido fuente de unidad y solidaridad" y que "el amor a Dios, al prójimo y a la Patria, son las fuerzas que deben conducirnos por caminos que edifiquen la paz social, la concordia, la prosperidad y la unidad".