Consejo de ministros del martes 15 de febrero. Meneaba doña Irene su cabeza al tiempo que exhalaba, profundamente conmovida:

-La verdad, no sé en qué derechos creen.

Hablaba de Vox, claro está, aunque Irene ha advertido también al Partido Popular: si abandonan los derechos de la mujer, naturalmente en versión podemita, es decir, el feminismo más radical e injusto de Europa, el PP dejaría de ser democrático, lo que significaría que hay millones y millones de españoles, los votantes de ambos partidos cerca de 10 millones, que no son demócratas... lo que se dice nada de nada. 

Por ejemplo, según el discurso monterino, si eres provida no eres demócrata porque "los que no creen en los derechos de la mujeres no creen en la democracia". Derechos femeninos... según lo entiende la feminista Montero, naturalmente.

Irene podría perdonar a Casado: "Espero que siga jugando dentro de la cancha de juego de la democracia y eso significa los derechos de las mujeres". Y entonces...

Lo que más me asombra de la ministra de Igualdad es que es un auténtico loro. Dispara sus palabras a toda velocidad y sus premisas saltan de rama en rama, más rápido que una ardilla, hacia conclusiones tan sólidas como esta: si no eres feminista, y feminista radical, no eres demócrata. El que se oponga a la ley contra la violencia de género porque considera injusto que un varón sea condenado por la simple acusación de una mujer, es un fascista. 

Luego está el Ley de Cine, que presenta Miguel Iceta, verbo florido, que plantea una ley de ayudas al cine, de subvenciones públicas al cine... y no dice si esas ayudas van a ser mayores o menores que las anteriores.

Pero cuando alguien habla con cierto sentido -no como el loro de Irene Montero- para vender una mercancía averiada... acaba quebrando. Y así, cuando una periodista le pregunta si las ayuda van a subir o a bajar, Iceta le dice que eso se verá en los propios presupuestos. Entonces, ¿para qué hace la ley?

Eso sí: el Gobierno se va a volver a reunir dos veces por semana. Trabajan demasiado

De todas formas, lo grave no es eso. Lo grave es la quiebra Iceta; quien sospecha, sólo lo sospecha, que al español no le gusta el cine español. Asegura no saber si eso es cierto y tampoco, si lo fuera, por qué es cierto. A lo mejor es porque el cine español, y las series de TV españolas aún más, está en manos de los progres y de la izquierda socialista y podemita... y resulta que los progres suelen hacer historias muy tristes, bastante cursis y extraordinariamente sectarias. Y claro, ni lo triste, ni lo cursi, ni lo sectario resultan divertidos.

La verdad es que no hacía falta que comparezcan tres ministros para decir tantas tonterías. Pero Sánchez ha decidido que su Gobierno tiene tanto que hacer que el Consejo se va a reunir otra vez, a razón de dos veces por semana. ¿Para qué?