- Rajoy se queja de su propia tibieza.
- Sánchez, rencoroso, no sólo quiere gobernar, quiere humillar al PP.
- Y a aquellos de sus compañeros que le han menospreciado siempre.
"
El orgullo consiste en que un hombre hace de su personalidad la única prueba, en lugar de hacer que la verdad sea la prueba. No es orgullo querer hacer las cosas bien, o aun querer lucir bien, de acuerdo con una prueba verdadera. Es orgullo creer que algo luce mal porque no luce como algo característico de uno mismo".
Esto es de
Chesterton.
Clive Lewis lo explicaba de otra manera: "
la humildad no consiste en hombres inteligentes intentando creer que son tontos o mujeres hermosas intentando creer que son feas. Humildad es el hombre que ha construido la mejor catedral del mundo, que lo sabe pero que está igual de contento como si se la hubiera construido otro".
O sea, como los líderes del
PSOE y del PP. El rencor de
Pedro Sánchez (
en la imagen junto a Rajoy) hacia todos aquellos que no le han valorado como él se merece. Y naturalmente, Sánchez es incapaz de ver la parte de verdad que pueda haber en sus adversarios.
Porque claro, "
al no haber una norma segura para que el yo se adapte a ella, todas las normas deben adaptarse al yo. Pero el yo, en cuanto yo, es algo muy pequeño y a veces muy semejante a un accidente".
Y ambos,
Rajoy y Sánchez, son cristófobos: el primero por tibio, el segundo por comecuras. Y en ambos se deja ver la petulancia de la
falta de confianza en Dios de la increencia. Orgullo, a fin de cuentas: "
El escéptico se siente demasiado grande para medir la vida por las cosas más grandes; y termina por medirla por la más pequeña de todas: él mismo". Vivo retrato de los
dos líderes del bipartidismo.
Rajoy se queja de su propia tibieza: he ganado y no me dejan gobernar. Claro, pero hubieras ganado con más claridad si no hubieras abjurado de tus principios y si no te hubieras reído de tus votantes. Por ejemplo, pero sólo es un ejemplo, con la
reforma del aborto.
"
Nil admirari se convierte en el lema de todos los nihilistas; y termina, en el sentido más amplio y exacto, en nada". Así concluía
Chesterton y así concluyo yo. A fin de cuentas, no sé en qué cree
Mariano Rajoy y creo saber de qué descree Pedro Sánchez.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com