Sr. Director: Sánchez busca trabajo en palacio y España se para. Los intereses de los políticos ya han llegado a su cenit. El caso Pedro Sánchez supera todo lo conocido en la democracia española. En España a lo largo de estos 40 años de actividad democrática han sucedido muchas cosas y muchas de ellas muy graves, pero nunca algo del calibre de lo que ahora sucede con el dirigente del PSOE. Una persona: con un curriculum evidentemente pobre para Presidente del gobierno; con un mínimo de votos, ya escandaloso, no sólo para él sino también para el partido; que sale además elegido el cuarto en Madrid, por donde se presenta. Ese Señor quiere llegar a la Moncloa, sí o sí: "Sí". Y caiga quien caiga. Muchos de los antiguos socialistas, que han tenido incluso altos cargos en el gobierno de España, Joaquín Leguina, Corcuera… no comulgan con su política, ni con sus criterios y bagaje personal, ni menos aún con esta paralización a la que tiene sometida el país, todo por supuesto que con el fin de ocupar o "asaltar" la Moncloa. Sánchez. En sus discursos anodinos, repetitivos, agresivos y sin programa sólo tiene una consigna: no y no al PP, no a Mariano Rajoy, bloqueo  a España y a lo que el mayor número de españoles han votado. Si el número de personas que vota en España no sirve, que nos indique él, Don Pedro: el sistema político que quiere implantar: dictadura, populismo, comunismo, anarquía. Según Pedro Sánchez se puede prescindir de las 7.900.000 personas que han votado para obtener 137 escaños y se puede gobernar con algunos del resto, teniendo en cuenta que ellos, que son el siguiente partido votado,  han obtenido 52 escaños menos y 5.400.000 votos. O sea 2.500.000 votos menos. Indiscutiblemente para uno que no tiene nada, nada y nada; y para su comitiva cercana que tienen menos, el llegar a la Moncloa es muy importante. Es como pasar de la nada al todo; a base exclusivamente del no, no y no. Lo que entiendo menos, en todo este desgraciado juego político, es el papel que hacen los dirigentes del PSOE, algunos de ellos tienen un nivel básico de conocimiento sociopolítico y esos acaban convirtiéndose en borregos; ¿pero y los demás? el PSOE intelectual: los hombres y las mujeres de talento, de cultura, de saber hacer: político, social e intelectual, ¿por qué siguen el impresentable rastro de ese personaje tan singularmente nocivo? Por otro lado la fórmula que quiere escoger Pedro Sánchez uniéndose a Podemos y a todo el colectivo de separatistas y antisistema es una fórmula que gravemente puede erosionar la Democracia Española, a España, a todos los españoles que quedarán en una situación delicadamente incierta con el peligro del totalitarismo a sus espaldas y el peligro de convertirse en un país tercermundista. Lógicamente entre este ambiguo colectivo, si esto llega a suceder, el PSOE acaba diluyéndose y desapareciendo finalmente, y sólo nos quedara como recompensa de todo el descubrir con cierto estupor que Pedro Sánchez y sus afines más cercanos han conseguido el objetivo: colocar al líder, en el puesto de gran líder que le corresponde. Y pese a quien pese. España es diferente. Lo que tampoco acabo de entender es que no se puede contar con el PP, porque es corrupto y ellos son al menos igual de corruptos. Ya han salido a la luz en toda su dimensión o en parte de ella los ERES de Andalucía. Desaparecen 174 millones de euros. Culpables del desfalco los máximos dirigentes del partido socialista en Andalucía o sea la cúpula de la Junta de Andalucía. Entre ellos Griñán y Chávez. Por otro lado el Sr. Sánchez no puede apoyar a corruptos y si puede apoyar y contar con el voto de: antisistemas, separatistas, defensores de actos manifiestamente violentos, anticonstitucionalistas, anarquistas, enemigos de nuestras tradiciones, y corruptos de otras ideologías. Todo esto es tan insólito que ciertamente formara parte de la historia de España: por la deslealtad que supone para con la democracia; por la pérdida económica que supone para España; por la desilusión que las instituciones del estado está produciendo en los españoles; por la visualización que está haciendo de la cantidad de escaños que están ocupados por impresentables, deshonestos, ignorantes, partidistas, arrogantes, embaucadores y traicioneros; por la manifiesta incredulidad que estos hechos producen en Europa. Ni los mismos socialistas europeos entienden el desaguisado que estas medidas pueden traer para España. Rafael Gutiérrez