Sr. Director:
Si a una persona indigna adicionamos otra de esas “loables” virtudes, como la de trolero, podemos estar seguros de haber caído en la peor de las desgracias. Y si a ello añadimos la inutilidad y la inmadurez que tanto destacan en nuestro arrogante presidente, ya no cabe calamidad mayor.
En la grave situación que sufrimos por la pésima gestión del gobierno con el coronavirus, entre otras, lo mejor que se les ocurre, para “echar balones fuera” o “levantar cortinas de humo”, es intentar legalizar el asesinato de personas mayores, por si no han muerto ya suficientes con la pandemia, y así aligerar los gastos en pensiones y atenciones sociales que estas personas consumen en exceso. La indignidad de nuestro gobierno no tiene parangón. Decía el Dr. Bátiz, “un Parlamento que antes de legislar sobre cuidados paliativos legisle sobre la eutanasia será un Parlamento poco responsable”. Va en contra del ser médico; “El Código de Deontología Médica deja claro que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente”. Un médico no puede matar a un enfermo, por mucho que le autorice Pedro Sánchez.
Todos hemos conocido los abusos que se producen en los países que legalizaron este asesinato, por ello debes prepararte para lo peor. Esta ley es una pendiente resbaladiza que no sabemos hasta dónde llegará y que está promovida por nuestro maligno presidente, aunque animado por el bolivariano Iglesias, y que sufrirás cuando seas más débil y vulnerable. A los médicos semejantes a Sánchez, es decir sin escrúpulos, da un poder sin precedentes. Te aseguro que muchos enfermos no querrán ir a los hospitales.