Con motivo del vigésimo aniversario del 11-S, José María Aznar ha respondido a una entrevista en el diario ABC. Y todo lo que dice es correcto. A fin de cuentas, acertó al apoyar la invasión de Afganistán -guerra justa- y erró al apoyar la intervención de Irak -guerra injusta-. Pero, viniendo al presente, acierta cuando asegura que no había que haber abandonado Afganistán. Así es.

Encima, Joe Biden, ha abandonado deprisa y corriendo Kabul… y ahora se dispone a celebrar el vigésimo aniversario de l1-S.

Ahora bien, me molesta escuchar al expresidente del Gobierno español que nuestro sistema de libertades “está en riesgo por nuestras dejaciones y falta de claridad moral”.

Me molesta, precisamente, porque en esto también acierta. Pero no es él quién para decirlo. En efecto, Occidente ha renunciado a sus principios cristianos, Y así, se muestra incapaz de defenderlos con la vida… y se muestra incapaz de dar su vida por nada ni por nadie. La primera inmoralidad actual de Occidente como sociedad es la cobardía.

No es usted quién, señor Aznar: no se trata de falta de claridad moral sino de falta de moral, propiamente dicha. Le recuerdo a usted que en ocho años en Moncloa no hizo nada, absolutamente nada por la muy moral defensa del derecho a la vida, sin el cual, sencillamente, no puede haber más derechos. Era usted señor Aznar quien tachaba cualquier alusión al aborto de los borradores que le pasaban sus colaboradores… ya antes de llegar a La Moncloa.

Y la principal virtud del hombre público es la justicia, pero una justicia cobarde, no es justicia.