Implantará el descuelgue y anulará la ultra-actividad. También implantará los salarios ligados a productividad. Eso sí, no se atreve con el despido libre.
Patronal y sindicatos cada día pintan menos. Así, mientras se supone que CEOE negocia con CCOO y UGT nuevas medidas laborales por consenso, lo cierto es que el Gobierno ya tiene preparada la suya que, en un 75% recoge las recomendaciones del Consejo Empresarial de Competitividad, la verdadera nueva patronal que, como adelantara Hispanidad envió sus recomendaciones en la materia al Ejecutivo y éste ha mostrado un extraordinaria sensibilidad a las mismas. Si los acuerdos entre Rosell, Fernández Toxo y Cándido Méndez coinciden -lo que sería muy extraño- se sumarán a la reforma del Gobierno. Si no, se impondrán las medidas CEC, las de las 17 compañías más importantes de España, capitaneadas por Telefónica, Santander y Caixa.
Para ser exactos, hablamos de una reforma revolucionaria de la negociación colectiva. El Gobierno acepta que una empresa se pueda descolgar de un convenio nacional o provincial, así como el cese de la ultra-actividad, es decir del mantenimiento de las condiciones de trabajo si un convenio vence y no se renueva por falta de acuerdo. No sólo eso, se comienza a ligar productividad a salario, aunque tanto el Ejecutivo como el CEC saben que tan cacareada media es de muy difícil aplicación, salvo en la industria.
Eso sí, el ejecutivo no se atreve con la propuesta estrella del CEC: el despido subjetivo, o inicio de la demolición controlada del principio de causalidad. Hablamos de un despido libe con indemnización pactada. En la anterior reforma ya se intentó pero sigue siendo el juez quien dice si las causas objetivas de despido se adecuan a lo que marca la ley.
Por cierto, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez ni se entera. Eso es cosa de los tres empresarios antes citados, de Zapatero y de Elena Salgado. Por cierto, ZP es el más entusiasta: ha pasado de socialista a capitalista con todo el entusiasmo del converso.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com