En una etapa más de su carrera de propaganda, que no de gobierno, Zapatero ha rendido un homenaje en Mathausen a los españoles recluidos en el campo de concentración nazi.
A primera vista parece un gesto reconfortante hacia las personas que sufrieron el calvario del nazismo. Sin embargo, mucho nos tememos que en su gira por el escenario del conflicto europeo se le olvidarán las victimas españolas de la otra bestia: la marxista. La pesadilla de estas victimas no acabó al término de la contienda, sino que duró varias décadas en campos de concentración donde sufrieron las mismas penalidades que otros cientos de miles de personas de toda clase y condición, con la única coincidencia de no ser partícipes de la doctrina estalinista.
ZP olvida voluntariamente a estas otras victimas y las humilla con su indiferencia. Está cegado de prejuicios y rencores, aunque presuma que le rebosa el talante de los bolsillos. Es víctima de la ceguera del que no quiere ver, del iluminado que rechaza cualquier argumento que violente sus convicciones. En su credo no cabe la reconciliación sino la revancha, y con estos mimbres no puede haber concordia sino odio. Un odio olvidado para la mayoría a pesar de los esfuerzos de izquierdas y derechas. Es hora de que comprendan que para hacer una España mejor no hay que mirar hacia atrás, sino adelante.
Fernando Navarro López
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