Lo más cómico de todo el caso Gedeprensa consiste en que los grandes editores están vendiendo unos derechos que en más del 70% no son suyo. Por ejemplo, no son suyas las fotografías, ni las esquelas, ni los anuncios, ni la parte de las noticias debida a las agencias, ni los artículos de opinión, ni las entrevistas. Es igual, el grupo de prensa regional Vocento ya está vendiendo sus propios resúmenes de prensa, eso sí, a precio mucho más caro del que piden los actuales 'clipineros'. El argumento de sus comerciales es muy claro: como el Tribunal de Defensa de la Competencia va a imponer un canon a todos aquellos que quieran hacer seguimiento de prensa, y como el TDC y el propio Gobierno les van a dar la razón, pues, mire usted, que vamos a empezar ya a cobrarle tarifas de futuro.
Lo cual recuerda el caso de aquel hombre de la SGAE que se subió a un taxi y comenzó a preguntarle al chófer si ponía la radio muy a menudo y, sobre todo, si la radio era escuchada por los clientes. Al recibir la natural respuesta positiva se le ocurrió una idea genial: que los taxistas paguen un canon por utilizar el transmisor. Pues bien, en esta línea de locura es en la que trabaja don Mariano Rajoy, cruzado de la piratería.