Sr. Director:
Te entiendo, joder, claro que tiene que doler; un montón. Nunca imaginaste que la traición se encontraría en tu propia casa. Pero duele y nunca cesará del todo ese dolor. Jamás.
Por eso es terrible que algunos militantes del socialismo más radical de Europa manifiesten que eres una traidora a los principios del socialismo.
Pasa lo contrario. Te mantienes firme en la creencia de un socialismo legítimo, límpido, nacional, democrático y enemigo de los nacionalismos y terroristas.
Millones de españoles entienden y comprenden que vayas a hacer lo que muy pronto estás dispuesta a realizar. Ellos te temen. Mucho. Más que a ETA.
Temen que desparrames la verdad.
La verdad es el arma más mortífera que puede llegar a emplear un demócrata.
Tú lo eres.
Para los nuevos socialistas abrazados al poder de Zapatero, la verdad es como la peste. Tú representas la verdad más absoluta dentro de un socialismo bañado en la mierda de la cesión a ETA. Mientras estés dispuesta y con ganas de luchar, ellos te pondrán en el punto de mira. Y al decir ellos me refiero a los que todavía son tus compañeros de viaje ideológico.
Harán todo lo humanamente posible para destruirte. Y ya sabes cómo se las gasta Ferraz a la hora de crear vidas paralelas, espejismos, trampas y mundos sin sentido.
ETA, mientras tanto, seguirá empeñada en matarte, aunque saben los asesinos que si te matan, también le meterán una bala al PSOE, y eso no lo quiere el mundo radical vasco.
Las personas de bien que están obligadas, sí, obligadas a crear un nuevo partido nacional para luchar contra el nacionalismo y defender la
Constitución de 1978, esas personas merecen el respeto y admiración. No están solas. No pueden estar solas porque España necesita de esa gente, como necesita que de una vez por todas, la derecha española entierre para siempre a los faraones y, de camino, propine una nalgada al niño presumido y caprichoso.
España está necesitada de un partido nacional con ideas nuevas, valiente, fresco, transparente. Izquierda Unida no será jamás un partido en el que
España pueda confiar, sobre todo mientras Llamazares y su socio vasco estén liderando un proyecto condenado al fracaso.
Estamos contigo, yo estoy contigo. ¿Qué puedo hacer? ¿Cuánto esfuerzo me pides para que mis manos te sean útiles? Son miles las manos que hoy se encuentran huérfanas de españolismo, de constitucionalismo. Manos que quieren votar sin miedo.
La derecha democrática está ahí. Hay que contar con ella. Pero si en la izquierda que tú representas hay espacio para que vea la luz un proyecto ilusionante, entonces, no lo dudes, millones de españoles creerán en el futuro. No le tendrán miedo al presente.
¡Adelante!
Lorenzo de Ara
aracipriano@hotmail.com