Pero todo eso se abandonó. Tamames como otros muchos, se han dejado seducir por el capitalismo. Y ahora, el catedrático de la Complutense rechaza el término "chantaje" para calificar la presión que Wolkswagen está ejerciendo sobre la plantilla de trabajadores de la SEAT de Barcelona. "No creo que los términos penales sean aplicables a las relaciones laborales", señalaba en Intereconomía. Para Tamames, esta presión es fruto de la competencia internacional. "Eso de la Organización Mundial del Comercio y del comercio libre suena muy bonito, pero luego tienen estas consecuencias concretas que no gustan", señala Tamames.
Sin embargo, más allá de reflexiones sobre las bondades o maldades de la globalización económica, lo que ocurre es que Wolskwagen está presionando a la baja las retribuciones de los trabajadores españoles que están mucho peor pagados que los alemanes. O sea, que no se trata tan sólo de un fenómeno globalizador, sino de soberanía económica. Los lander alemanes que participan en la compañía no aplican recortes en el país, sino en el extranjero. El efecto "sede social" existe en todos los países y en todos los sectores, salvo para Emilio Botín.