Sr. Director:
Acabo de terminar de leer el libro bajo el título ¡Sacadme de aquí!, la dramática historia de Asia Bibi, una madre de cinco hijos, pakistaní católica, encarcelada y condenada a muerte.

 

El motivo de su condena: que el 14 de junio de 2009 -domingo- cuando su marido e hijos dormían se levantó temprano para ir al campo para participar en la "cosecha", explica ella y poder ganar 250 rupias "con ese dinero podré comprar dos kilos de harina y hacer tortitas para toda la familia durante una semana". Después de varias horas de trabajo a una temperatura de 45ºC al mediodía, tuvo sed y se acercó a un pozo a beber agua. Una de las mujeres que trabajaba cerca de ella la observó y gritó: "ha contaminado el agua de las mujeres musulmanas", la disputa fue subiendo de tono hasta que surgió una acusación: "¡Blasfemia!" En Pakistán, esa palabra significa la muerte.

Cinco días más tarde tras propinarle una brutal paliza, la encarcelaron y está condenada a la horca.

Asia Bibi permanece a la espera de un recurso contra su condena, en una celda sin ventana ni servicios higiénicos, aislada de sus compañeros de prisión porque los islamistas radicales han puesto precio a su vida.

No podemos quedarnos pasivos ante los ataques a la libertad de creencia y culto, ni los de aquí ni los de Pakistán, ni ante los que amenazan la vida de Asia Bibi.

Rita Villena