El consejero de Economía del tripartito catalán, Antoni Castells, ha declarado a Cinco Días que "las empresas que cierran deberían recolocar a sus trabajadores". El caso es que la multinacional coreana Samsung ha cerrado su planta de Barcelona poniendo en la calle a 400 trabajadores. Antes, el más radical, consejero de Industria y Trabajo, Josep María Rañé, con motivo del cierre de otra planta de Phillips en Barcelona, había amenazado con algo muy similar, mientras el consejero 'jefe', el republicano Josep Lluís Carod-Rovira, simplemente había amenazado (¿con qué?) a las empresas que cerraran plantas.
La verdad es que Castells ha sido más moderado, pero también menos claro que sus compañeros de coalición: habla Castells de que las empresas se comprometan a recolocar empleados, pero no nos dice cómo puede obligárseles a ello. Y en este sentido, ha hecho el ridículo de igual manera que sus colegas.
Y ojo, porque una empresa mucho mayor, SEAT, de Volkswagen, lleva un lustro amagando con abandonar España.
Lo cierto es que las empresas toman sus decisiones de inversión allá donde se reúne su Consejo de Administración. España, como dice el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es un país de pymes. Pues bien, es un objetivo hermoso, pero tiene sus contraprestaciones: por ejemplo esta.