El viraje más espectacular en política económica del Gobierno ZP ha sido la energía nuclear. En un año, el Ejecutivo ha pasado a ser el paradigma de la economía verde y el amante del protocolo de Kyoto a defender la misma política pronuclear de George Bush. En el Debate sobre el Estado de la Nación, el diputado comunista Joan Herrera exigió a Zapatero que se comprometiera con su programa electoral y cerrara todas las nucleares. Casualmente, el Presidente eludió responderle: lo que va hacer es justo lo contrario. Al mismo tiempo, Francia presiona para colocar su reactor nuclear EPR
Llevan trabajando en el expediente desde hace dos años, pero hasta ahora no sabían si lo iban a presentar al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para su aprobación. Ahora ya es una decisión firme: Nuclenor, empresa participada por Iberdrola y Endesa al 50%) y propietario de la central nuclear de Santa María de Garoña, en la provincia de Burgos solicitará una prórroga de otros 10 años de vida, hasta el 2019, fecha en al que contará con 48 años de funcionamiento, por encima de los 40 previstos.
Y si cumplen la norma de seguridad y obtienen el visto bueno del CSN, se abrirá la veda para terminar con la moratoria nuclear que decretara el Gobierno de Felipe González y que enterró inversiones costosísimas, además de acentuar la dependencia española de los combustibles fósiles. A partir del caso Garoña, todo el parque nuclear español seguirá el mismo camino : prorrogar el tiempo de vida de los reactores.
Vamos por partes. Las nucleares se rigen en España por un sistema de régimen de autorización que en resumen consiste en lo siguiente: se presenta una petición de prórroga desde el Gobierno Aznar- las prórrogas se conceden por 10 años. Es el CSN quien decide. Ahora bien, si la respuesta es negativa, el informe del CSN es vinculante para el Ministerio de Industria. Si, por el contrario, el Consejo decide dar el visto bueno a la prórroga de un reactor nuclear, entonces el informe no es vinculante y el Gobierno puede, a pesar del CNS, decir no a la renovación. Pues bien, el cambio más acentuado, más llamativo, del Gobierno Zapatero en materia nuclear es que se ha pasado -en el corto plazo de un año- de ser sacrilegio reaccionario a debate de necesaria apertura en la sociedad.
Así que no se apuren las eléctricas: si hacen bien los deberes habrá renovación para todos.
La primera a la que le tocaba, Garoña, que tiene permiso para producir electricidad hasta 2009. Llevan dos años haciendo papeles, porque la documentación no se presenta a una emana, pero lo cierto es que es ahora, con el viraje gubernamental, cuando se han decidido a dar el paso : antes del próximo 5 de julio, la empresa Nuclenor presentará ante el CSN una solicitud para seguir produciendo energía hasta el año 2019 en la que tendrá una medida de 48 años, ocho por encima de lo previsto como edad apropiada para le cierre. ¿Por qué tantas prisas? Porque la normativa exige que la solicitud entre en el Consejo tres años antes de que se inicie la prórroga.
Se trata de continuar con la mima potencia (400 MW), que supone -como gustan recordar en la compañía- la quinta parte de toda la energía eólica producida en España durante 2005 y un tercio del consumo en Castilla-León, una región muy despoblada pero que no deja de ser la comunidad más grande de toda Europa.
Garoña presentará cuatro paquetes de autorización: envejecimiento de los materiales (la resistencia de la vasija constituye uno de los principales retos de la energía nuclear), impacto radiológico y gestión de residuos así como actualización de protocolos de seguridad y novedades tecnológicas. Incluso ha de presentarse un plan ante emergencias naturales, terremotos, etc.
Nuclenor está participada, a pachas, por Iberdrola o Endesa, las dos grandes eléctricas, hoy enfrentadas por la OPA de Gas Natural. El hecho de que presente solicitud de prórroga significa que el Gobierno ha cambiado de política como han cambiado otros muchos países. En España 40 centrales pasarán de una vida media de 40 a otra de 60 años. Como informaba ayer Hispanidad, en España ya sólo queda que no sólo se renueven las centrales existentes sino que, además, se pongan en marcha nuevos reactores, probablemente en los mismos emplazamientos actuales. Si Garoña son 400 MW las nuevas centrales están por encima de los 1.000 y comienzan a instalarse centrales de 1.600 MW.
El Gobierno Zapatero tiene, por tanto, dos problemas. El primero, rectificar sin que se note. Ejemplo : en la mañana del miércoles, en el Debate sobre el Estado de la Nación, el diputado de IU-Verds, Joan Herrera, exigía a Zapatero que cumpliera su proyecto de cierre de centrales nucleares, de todas las centrales. Naturalmente, el talante de Zapatero le llevó a responder con el ofrecimiento de un diálogo sobre la cuestión. Diálogo que, de hecho, ya está abierto, al menos oficialmente, pero lo cierto es que en la práctica Zapatero va a hacer justo lo contrario.
El coste no es manco. Un nuevo reactor nuclear puede salir por 4.000 millones de euros. No sólo eso, todo depende del tiempo de inversión. Hasta ahora, se consideraba imposible poner en marcha un nuevo reactor en un lapso inferior a diez años, pero los finlandeses han demostrado que puede hacerse en la mitad del tiempo. Respecto al precio, el último reactor nuclear instalado en España (Trillo), salió por el medio billón de las antiguas pesetas, unos 3.000 millones de euros. Probablemente esa cifra exija una revisión al alza de no menos del 20%.
De todos es sabido que el Gobierno extranjero que más influye en Zapatero es el gobierno conservador francés. Pues bien, Francia está empeñada en vender a toda Europa su nuevo reactor EPR, realizado por una filial pública, dado que en ella participará el Gobierno francés y la empresa EDF, que es como si fuera el Gobierno. Enfrente, los americanos, entre ellos General Electric, hablan de energía nuclear sin fronteras.
Otro detalle: el Gobierno espera poder aclarar en breve dónde, cómo y cuando va entrar en funcionamiento el futuro almacén de residuos radioactivos, otra variable fundamental en este negocio. Por parte de las eléctricas, especialmente de Endesa e Iberdrola, un ruego claro al Gobierno : si quieren nuevas centrales nucleares, que aseguren la remuneración adecuada.
En cualquier caso, lo que sí puede asegurar ya es que la nueva era nuclear ha comenzado de nuevo. Ya sólo queda reconocerlo abiertamente.