En las oficinas corporativas de Repsol se pueden leer carteles de los dos sindicatos mayoritarios, UCT y CCOO: éramos pocos y llegó la USO. Y es que el sindicato de clase, casi de partido, los mejores soportes del Gobierno Zapatero (los dos, también Comisiones Obreras desde el relevo de Fidalgo por Toxo) no soportan la irrupción de un tercer socio, un independiente, que pueda hacerles sombra.
USO, encima, no tiene raíz marxista, aunque su fundador y hombre clave, Manuel Zaguirre, procediera de la izquierda más nítida.
En cualquier caso, el objetivo es ahogar a USO. El Gobierno no le concederá interlocución y sus medios no le concederán imagen. Por su parte, como en Repsol, CCOO y UGT intentan presentarle como un sindicato amarillo vendido a la Dirección.