Yo me opongo. No porque se pueda perder que tal es el riesgo de cualquier consulta popular sino porque el aborto no es materia de referéndum. Los derechos humanos son inherentes al ser humano, como su mismo nombre indicia. Son anteriores a cualquier decisión pública y superan la matemática parlamentaria o electoral.
También podríamos convocar una consulta popular sobre la existencia de Dios, pero no servirá de mucho: Dios existe independientemente de que los hombres creamos o no creamos en él.
Tampoco convocaríamos un referéndum sobre la esclavitud, porque quien pretenda tener esclavos terminaría en prisión. Entonces, ¿por qué iniciar una consulta popular sobre el aborto?
Aunque el 99.9% de los votantes apoyen el aborto, el niño no nacido tiene derecho a la vida. De la misma forma, aunque el 99,9% de los españoles consideren que no tengo derecho a la vida defenderé la mía con uñas y dientes, independientemente de la legalidad y legitimidad de la norma aplicada para condenarme a muerte.
Lo que las cosas son no dependen de la libre voluntad del pueblo, sino de su naturaleza. El embrión es un código genético individuado, por tanto, no se puede tocar. Y no, no es materia de división.
No. Esta vez las entidades antedichas se han equivocado. No hay que convocar una consulta popular sobre el aborto, lo que hay que hacer es proteger al niño no nacido... guste a quien guste y pese a quien pese.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com