Sr. Director:
No puede entenderse cómo el inane Zapatero y su mediocre sucesor Rubalcaba, durante el gobierno uno y en la oposición el otro, auténticos responsables de la dramática situación en que nos encontramos, sean los primeros y más destacados en criticar las indispensables reformas de Rajoy para tratar de superar la crisis.

 

A los dirigentes del PSOE, actualmente en la oposición y cegados por una ambición sin límites, solo les preocupa recuperar el poder al precio que sea, lo que tardarán en lograr con un comportamiento tan sumamente indigno. Toda su cínica y simulada preocupación por el estado del "bienestar" de los ciudadanos, no pasa de ser una burda disculpa para conseguir votos tal como quedó demostrado con su rotundo fracaso en las pasadas elecciones generales del 20-N en que el PP se alzó con la mayoría absoluta, algo que al citado Rubalcaba, Elena Valenciano (la de las dos carreras) y toda su tropa les llena de ira.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está desarrollando una ingente labor de recuperación para la cual necesita en principio un mínimo de tiempo del que no dispone y se le está negando, para que la tan denostada reforma laboral comience a generar empleo, el nuevo sistema financiero permita la concesión de crédito a empresas, autónomos y familias e igualmente, los acertados recortes que se están efectuando en el sector público repercutan positivamente en el privado.

La UE y los mercados continúan insistiendo en la necesidad de más reformas y con urgencia, justamente en unos momentos muy críticos, con las bolsas por los suelos, galopante desconfianza y la prima de riesgo disparada, lo que impide que las mencionadas medidas puedan surtir efecto a corto plazo.

En lo que ya no está tan acertado Rajoy, según fuentes cercanas a la Moncloa, es en la cerrada defensa que está realizando de su amigo Javier Arenas, al que se puede mantener durante cierto tiempo en Andalucía, pero no como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía por quinta vez.

Calificar de "brillantísimo" el resultado electoral obtenido el pasado 25-M es una memez, cuando nadie ignora que el objetivo perseguido era descabalgar a los socialistas de su feudo en el cual llevan gobernando nada menos que tres décadas.

Para añadir más dificultades a las ya padecidas, según la última encuesta del CIS, la preocupación por la corrupción entre los españoles está creciendo de forma alarmante. Inquietud a la que debe prestar especial atención el presidente por la parte que afecta al PP. Concretamente, la presunta financiación del partido en Valencia asociada al caso Gürtel, entrará en los tribunales en un momento de lo más inoportuno.

El mantener en cargos de responsabilidad a ciertos dirigentes populares de primera línea y bajo sospecha es un error craso. Todos estos personajes deben ser separados del partido a la mayor brevedad. Si los ciudadanos siguen vinculando la corrupción con la formación conservadora y su el líder es incapaz de eliminarla allí donde aparezca, lo mejor que podría hacer es presentar la dimisión.

Los Bárcenas, Merino, Camps, Costa, etc. etc., nada aportan sino todo lo contrario y cuanto más lejos estén mejor para todos. Según parece, el nepotismo ya comienza a ofrecer sus primeros frutos y pronto volverá a escucharse la asquerosa frase de…¡¡Todos son iguales!! Refiriéndose a los políticos.

José-Tomás Cruz Varela