El FMI asegura que el Estado español debería dar más dinero para sanear la cartera inmobiliaria de los bancos españoles cuanto antes.

A renglón seguido -mañana del jueves-, el Santander asegura que sí, que se debe dar dinero público a la banca. Curioso, porque su propio presidente, Emilio Botín, fue el primero en anunciar -ya hace dos años- que hay que expulsar del mercado a los bancos malos. Sólo por casualidad, el cambio de postura del Santander viene en víspera de la subasta de Catalunya Caixa -subasta con ayudas públicas- en la que participará, no lo duden, el Santander

Lo mismo ocurre con el BBVA. Primero, Francisco González (FG) pide que se elimine a los bancos zombis y acto seguido se hace con el muy zombi Banco Unnim, una operación que ha resultado un verdadero chollo gracias a las ayudas del Estado.

Conclusión, Botín y FG, los dos principales banqueros de España, consideran que hay que cerrar los bancos quebrados... salvo que me los regalen a mí, con dinero público adjunto. No, si aquí el más tonto hace relojes.

Y entones viene el FMI y bendice las ayudas. Ayudas que aumentarían el déficit público... en nombre del cual nos están haciendo apretarnos el cinturón a toda la ciudadanía española.

El FMI avala así la curiosa teoría de que si un panadero entra en quiebra lo que tiene que hacer es cerrar el comercio. Eso sí, si el que quiebra es un banco, todos estamos obligados a salvarlo, a escote. Igualdad ante la ley, que le dicen.

Entendámonos: si aceptamos que hay que poner dinero para un banco en crisis lo primero que hay que decir es que el Estado español sí lo ha puesto. Por ejemplo, en el caso CAM, un verdadero chollo para el Sabadell o en el ya mencionado caso Unnim, un verdadero chollo para el BBVA. Lo que el FMI, y ahora el Santander, asegura es que, puestos a ayudar a la banca en dificultades, resulta más barato ayudarles mediante un banco tóxico que mediante el sistema de subastas con esquema de protección de activos (EPA). La razón es muy sencilla: políticamente, las ayudas a la banca son más visibles con un banco tóxico que con ayudas individuales, tras un proceso de subasta. Ahora bien, eso no quita que los dos procedimientos resultan inmorales.

Miren ustedes, la única salida ética a una crisis bancaria consiste en dejar quebrar a los quebrados, como ocurre en cualquier otro negocio... o en cualquier otra empresa. Se devolvería el dinero a los depositantes -no a los inversores y accionistas- y se liquidaría la entidad. En pocas palabras, dejar quebrar a los quebrados. De paso, con ello conseguiríamos que los malos gestores tuvieran muy claro que nadie va a enjugar ni sus errores ni sus horrores.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com