Los chicos de las agencias de riesgo se han convertido en el mejor aliado de la plutocracia financiera contra los pobres.

Por ejemplo, contra Grecia. Así, en una misma mañana, la agencia Fitch ha rebajado la deuda de cinco bancos griegos mientras Moody's echaba más leña al fuego al advertir que, si carece Grecia, es decir, si los griegos no se aprietan aún más el cinturón, otros países periféricos podrían caer. Es decir, que prefieren a España, que saben que es la que más miedo tienen porque es más grande.

Este es el capitalismo que tenemos, capitalismo financiero, donde el pez grande se come el chico y el rico devora al pobre. Por eso, el primer 15-M -el noble, no el de mariachi progre que llegó a partir del tercer día de acampada- andaba cargado de razón. Mientras no dejemos quebrar a los bancos quebrados y, ojo a la deuda quebrada, los especuladores -es decir, los inversores financieros- seguirán chantajeando a gobiernos y al conjunto de la economía real. Es decir, mientras no adoptemos la postura islandesa, no hay nada que hacer. Ojo: no se trata de dejar quebrar sólo a los bancos, sino también a la deuda soberana de un país.

Mientras el especulador -perdón, el inversor financiero- sepa que sus pérdidas serán cubiertas por el erario público, no hay nada que hacer. Bueno sí: engrosar las listas del paro.

¿Puede ser Grecia el futuro Lehman Brothers?, se pregunta el articulista de The Guardian, Larry Elliot. No es que pueda serlo, es que debe serlo. Será la única forma de que ocurran dos cosas: que el inversor se convierta en un sujeto responsable y de que el emisor político -la especulación financiera no está en la banca privada sino en los gobiernos emisores de deuda- se responsabilice aún más.

Es la única forma de salir de la crisis y de detener la sangría de paro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com